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Voto de Luis Guillermo Cardona:
6
Comedia Frank Michaelson (James Stewart) se afana por proteger a su adorada hija Mollie (Sandra Dee) de los muchos problemas que, supone, le sucederán en el colegio, causando él mismo suficientes problemas. (FILMAFFINITY)
30 de marzo de 2012
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es bastante común que, a los hijos, es mucho más lo que se les prejuzga que lo que se les conoce. Estamos hasta el cogote de padres proveedores, pero afectivamente ausentes, y más lamentable aún, es la total ausencia de padres que padecen tantos muchachos. En las familias debidamente constituidas, los padres y los hijos –sobre todo cuando estos llegan a la adolescencia- parecieran vivir en varios cuartos del mismo hotel donde, los ocupantes, acaso se saludan cuando se ven, se encuentran de vez en cuando en las comidas, y alguna vez hablan debido a ciertas circunstancias. Pero cada quien tiene su propio mundo y nadie, o casi nadie, se interesa por el del otro. Los padres no saben quienes son los amigos de sus hijos, que películas ven, que música oyen, que libros leen… y menos aún que sienten, que piensan de la vida, que les preocupa, que ansían… En consecuencia, tampoco los hijos se interesan por sus padres y no saben nada de su pasado, de sus deseos y frustraciones, de sus logros, de lo que ahora hacen, de lo que quisieran para ellos y para sus chicos en el futuro. Sólo se llaman familia porque alguien provee, alguien más hace las labores de la casa, y los demás consumen y piden lo que necesitan a diario… y el amor es un fantasma que, muy de vez en cuando, sale a flote de fugaz manera.

Frank Michaelson es uno de aquellos padres seriamente comprometidos con el bienestar de su linda y talentosa hija Mollie. Él sabe que lo que tiene en casa es un tesoro… y los tesoros se alientan y se protegen. Pero en esta estupenda aventura de ser padre-presente, al señor Michaelson -¡un hombre tan parecido al actor protagonista de “Caballero sin espada” que hasta le piden autógrafos en la calle!- se le va la mano, pues aspira a saber donde está siempre su hija, con quién está, qué hace y cómo lo hace. ¡Y todo cuidado es sensato hasta que se sobrepasa el derecho a la privacidad del otro!

Es entonces cuando la vida hace sus jugadas maestras y el que hace las veces de maestro y guía, de pronto termina siendo el que más aprende, pues era quien más necesitaba la lección. Y fue por algo más que sexo, que a los hombres nos pusieron al lado a las maravillosas mujeres: las necesitamos para cualificar nuestro vivir y para poder crecer. Sin ellas, es bien seguro que ya nos habríamos acabado.

Infortunadamente, el guión no resulta lo bastante sólido. Tiene unos cuantos bajones y a ratos resulta tan convencional que a uno se le olvida que fue Nunnally Johnson quien hizo la adaptación. En resumidas cuentas, “REGALO PARA SOLTERO” vale para pasar el rato y podría servir para una escuela de padres o una clase de sociales.

Título para Latinoamérica: “LLÉVATELA, ES MÍA”
Luis Guillermo Cardona
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