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Voto de Luis Guillermo Cardona:
8
Drama A bordo de un submarino en el Oslo de 1945, Gilbert, un médico francés, es secuestrado por un grupo de oficiales nazis. En la embarcación habitan todo tipo de fugitivos evitando ser capturados por el bando aliado. Un jefe de la Gestapo, un general alemán, un industrial italiano y un periodista francés colaborador nazi viajan en este barco. Cuando se recibe la noticia del armisticio, un motín estalla a bordo del submarino. (FILMAFFINITY)
29 de septiembre de 2019
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Terminada la II Guerra Mundial, muchos se preguntaron: ¿Todos los líderes nazis fueron abatidos por los Aliados, mientras que otros terminaron en las cárceles pagando largas condenas… o hubo algunos que escaparon y siguieron en libertad?

Las respuestas que nos han dado los historiadores y los periodistas que han investigado profundamente los hechos es que, las tres cosas sucedieron simultáneamente: Algunos fueron eliminados en los campos de batalla (unos pocos se suicidaron) y otros fueron condenados a prisión luego de firmado el armisticio (recuérdese el famoso Juicio de Nuremberg) … pero ¡muchos otros altos oficiales, jamás fueron enjuiciados y se dieron el lujo de vivir y de morir “impunemente”, en su propio país, en otros lugares de Europa o incluso en América (EEUU, Argentina, Brasil…)!

Según afirma el profesor austriaco, Gerald Steinacher, en su documentado libro: “Nazis on the Run: How Hitler's Henchmen fled Justice” (Nazis en Fuga: Cómo los hombres de confianza de Hitler huyeron de la justicia): “Recibieron ayuda para comenzar una nueva vida —e incluso asumir nuevas identidades— de algunas de las instituciones más prestigiosas de la Europa de posguerra”. Entre los muchos descubrimientos de Steinacher, la ciudad de Tramín, en Italia, sirvió de refugio a un buen número de nazis a los cuales dieron otras identidades. Un memorándum del año 1947 de la embajada de los Estados Unidos de Norteamérica en Roma, reportó que: "El Vaticano es, por supuesto, la mayor organización involucrada en el movimiento ilegal de emigrantes hacia afuera de Europa después de la Segunda Guerra Mundial" … y queriendo que los lectores supieran cuán grande fue la confabulación de la Cruz Roja, Steinacher cuenta que “la mayoría de estas personas (nazis buscados) viajaron con sus nombres y fechas de nacimiento verdaderos. Lo único que no era cierto era su nacionalidad –dijeron que eran apátridas porque el CICR (Comité Internacional de la Cruz Roja) sólo les daba documentos de viaje a las personas apátridas"... y sostiene que esto no fue un error burocrático como se nos quiso hacer creer.

También podríamos agregar que, otros tantos oficiales nazis encontraron refugio en América, por las simpatías que les tenían ciertos gobiernos de turno o porque lograban pasar con falsas identidades.

Sobre el escape de los altos oficiales nazis, Jacques Companéez y Viktor Alexandrov, escribieron una sentida historia que, luego, fue adaptada por el director, René Clément, Jacques Rémy y Henri Jeanson, en la cual se cuenta el viaje -en un submarino alemán- que hacen un par de altos oficiales nazis (uno de ellos con su “auxiliar”), en compañía de un industrial italiano y su esposa, un periodista francés colaboracionista; un padre y su hija escandinavos… y un médico francés al cual secuestran para resolver sus problemas de salud. Los nazis viajan con identidades falsas, y su plan es llegar a Suramérica, pues, está muy próxima la caída de Berlín.

Clément logra con, <<LOS MALDITOS>>, un thriller muy entretenido, y lo curioso, es que no hay un héroe en particular sino que, el Fatum, pareciera ser de nuevo ese personaje invisible que va llevando a cada uno hacia el destino que se merece. La claustrofóbica ambientación resulta plenamente efectiva y, Henri Alekan, se luce con una fotografía muy precisa y cuidadosamente iluminada.

En las actuaciones, muy bien, Henri Vidal (Dr. Guibert), Marcel Dalio (Juan Larga) y Paul Bernard (Couturier). Hubiéramos preferido a otro general von Hauser o a otra Hilde, pero, en general el filme se disfruta… y vuelve a recordarnos que, el fascismo todavía ronda por muchos países y que es necesario mantenerse alerta.
Luis Guillermo Cardona
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