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Voto de Luis Guillermo Cardona:
5
Comedia En un balneario de la costa atlántica, los veraneantes son incapaces de apartarse de sus rutinarias costumbres urbanas. Hasta que llega monsieur Hulot al volante de su viejo cacharro y rompe la calma estival. Para gran alegría de los niños, Hulot ofrecerá a los huéspedes del hotel unas vacaciones inolvidables. (FILMAFFINITY)
17 de octubre de 2010
16 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para mi gusto, un viaje al mar es una de las cosas más relajantes, divertidas y placenteras que se me pueda dar, y alguna vez pensé que las playas francesas podrían ofrecernos un magnífico programa como para pensar en ellas en algún momento de bonanza… pero, luego de ver “LAS VACACIONES DEL SEÑOR HULOT”, he quedado con la sensación de que un paseo semejante sería más aburrido que oir una misa con dolor de muelas.

Jacques Tati, toda una promesa luego de su simpática “Día de fiesta”, nos sale ahora con el más desabrido intento de hacer el tonto, el importuno y el tío calamidades en un ambiente gélido y rígido como el que más. Por más esfuerzos mentales que me he procurado para descubrir que es lo que ha hecho de esta película un clásico de la comedia europea, he llegado a una conclusión simple y muy paisa: De nuevo los “genios” de las viejas enciclopedias nos han querido meter chucha por guagua.

¿Cuál es la historia? Monsieur Hulot, llega en su cacharro a una playa francesa donde, sin ningún afán de mar, pasará sus vacaciones cometiendo unas cuantas torpezas, molestando a uno que otro turista y metiéndose donde no le llaman. Como en su filme anterior, “Día de fiesta”, Tati es el centro de todo y los demás “actores” son simples figurantes que no dejan ninguna huella porque no hacen absolutamente nada representativo… bueno, alguien podría argüir que son magníficas las piernas que nos enseña –alguna vez- Nathalie Pascaud.

La composición escénica, además de teatral, denota una gran falta de soltura y espontaneidad, dejando a la película no muy lejos de un primerizo ejercicio escolar en estos y en otros aspectos. Hay quienes argumentarán la falta de recursos, pues se ha dicho que Tati tenía grandes problemas para conseguir que le financiaran sus obras, siendo esta la causa para que apenas realizara cinco películas en 22 años. Pero, también hay que decir que su sentido del humor era de limitados recursos, demasiado parsimonioso y con escasos aciertos a la hora de crear sus propios gags. En este filme yo descubrí apenas tres momentos atinados: el perro inamovible ante su amenazante carcacha, la escena con el tarro de pintura en la playa, y cuando Monsieur Hulot intenta llenar la regadera en una noria en movimiento, para apagar los fuegos artificiales que estallaron. El resto, ni fu ni fa, sin gracia, sin encanto, sin arte.

En conclusión, siento que ésta es otra de esas comedias atrapadas por los pelos para convertir en obra de arte o en obra maestra lo que no merece serlo.
Luis Guillermo Cardona
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