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Voto de Luis Guillermo Cardona:
9
Drama Amsterdam, julio de 1942. Con objeto de escapar de la Gestapo, la familia Frank se esconde en la buhardilla del señor Krater. Allí convivirán con otro grupo de judíos: la familia Van Daan. Todo quedará reflejado en el diario de la pequeña hija de los Frank. (FILMAFFINITY)
25 de febrero de 2021
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los que ahora nos llamamos, seres humanos, somos primigeniamente seres espirituales y estamos aquí en la tierra de manera temporal y con una nueva apariencia, porque se nos ha dado la gran oportunidad de vivir La Experiencia Humana. Al “morir” (o desencarnar), sólo perdemos este nuevo aspecto y volvemos a ser los que realmente somos: Espíritus inmortales en constante evolución.

La muerte no existe como extinción del ser humano sino, meramente, como una transformación, y ante un asesinato, la desgracia no la tiene el que muere (pues, renace), la tiene el que mata, pues, tendrá que sufrir las consecuencias de haber interrumpido un proceso que debía seguir su curso.

Había una vez un maestro que estaba siendo amenazado de muerte, y el agresor, al ver la serenidad de su rostro, le preguntó: “¿No tiene usted miedo de que lo mate?" “No, -respondió el maestro- porque, si usted me mata, se acabarán mis problemas… ¡y es usted el que cargará con ellos!”.

Todo esto parece entenderlo la familia de, Annelies Marie Frank (mejor conocida entre nosotros como, Ana Frank). Cada día, durante casi dos años, permanecen encerrados en una buhardilla a la espera de que llegue el inevitable (¿?) momento en que sean llevados a morir en un campo de concentración.

Entre tanto, se protegen lo mejor que pueden con ayuda de sus vecinos y en convivencia con los Van Daan. La oración, las canciones, el diálogo, el alimento de bellas esperanzas… y un hermoso diario, escrito por una niña de apenas trece años -que contará luego al mundo aquella historia de unión y aceptación-, los mantiene palpitantes, haciendo que su vida, en ningún momento, pierda significado.

Los, Frank, son solidarios, amorosos, fraternos… y Ana tiene a Peter, quien le ofrece la esperanza de sentir el amor de la adolescencia. El diario que le regala su padre, se convierte en un bello y oportuno motivo para ver y dar sentido a la existencia, pues, cuando escribes, revives, y cuando revives, reinterpretas. Por esto, quizás sea, Ana, la que más ahonda en la razón de ser de todo lo que sucede, y al final, por eso concluye como concluye... difícil para muchos el conseguir aceptarlo.

El director, George Stevens, logra durante casi tres horas, mantenernos atentos a una historia en la que afloran caudales de sentimientos y en la que, el más intenso suspenso, mantiene aquellas vidas colgadas de un hilo que, cada tanto amenaza con romperse. El guion, escrito por Frances Goodrich y Albert Hackett, basados en, “Das Tagebuch der Anne Frank” (redactado entre el 14-06-1942 y el 01-08-1944), es sorprendentemente dinámico, no obstante las limitadas locaciones. Los soberbios encuadres nos meten de pleno en aquella aventura y uno se siente como otro personaje, padeciendo la intensa claustrofobia y esperando, impacientemente, que algún brutal soldado nazi, derribe la frágil puerta a la que sólo protege un viejo archivador.

<<EL DIARIO DE ANA FRANK>>, es una historia difícil de olvidar, pues, es un homenaje a la vida y un reconocimiento de la muerte como una resurrección.
Luis Guillermo Cardona
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