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Voto de Luis Guillermo Cardona:
6
Drama Basada en la historia de Neale Donald Walsch. La vida de Neale se hunde por momentos. Sin trabajo, sin familia, sin hogar... Ya sólo le faltaba romperse el cuello en un accidente de circulación para tirar la toalla y acabar en un camping para indigentes dejado de la mano de Dios. Será esta situación límite donde Neale tendrá que decidir entre dos opciones: abandonarse a su mala suerte o reencontrarse a sí mismo y buscar, donde haga ... [+]
6 de abril de 2012
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
En tiempos de mi más profunda crisis, de la mano de grandes amigos llegaron a mí dos libros maravillosos: El primero y el más relevante, “Un curso de milagros”, la más profunda revisión de muchas cosas que alguna vez nos dijeron sobre Dios y sobre la vida, colmadas ahora de luz y sabiduría. Después vino “Conversaciones con Dios”, uno de los diálogos más atrayentes y cuestionadores que alguna vez pueda leerse, donde se habla con bastante elocuencia de todas las cosas que tienen relevancia en nuestra vida: la familia, la pareja, Dios, el sexo, la política, las profesiones, nuestra meta…

No estoy en capacidad de discernir si este diálogo fue sostenido con Dios, con un guía espiritual o si fue una especial emanación de la poderosa fuente que hay en cada uno de nosotros. Esto depende de lo que cada uno crea. Si creemos que hacemos parte de la casual evolución de la materia y que somos uno, únicos y perecederos, el único autor es quien escribe –en este caso Neale Donald Walsch- y a él hay que darle los aplausos o los vituperios. Si creemos que, como individuos, nos es dado beber del registro akásico del universo ante el sólo propósito de buscar la inspiración, el autor es quien escribe, pero bien claro tiene que él no es más que un puente. Si se tiene la certeza de haber servido de canal a un guía espiritual, el autor es ese guía y así se reconoce (Ramtha, Kwan Yi o cualquier otro que se haya podido identificar) o simplemente se publica sin nombre de autor como hizo quien transcribió “El Kibalyon” o la canalizadora norteamericana de “Un curso de milagros”. Y si se tiene la certeza de que hacemos parte intrínseca del Todo, evidentemente en lo que Walsch –como cualquier otro autor- ha escrito, está la presencia de La Fuente Eterna.

Lo curioso es que Walsch, al menos en este filme en el que tuvo una marcada injerencia, se deja tentar por la vanidad y hace terribles alardes como ese de que “la voz de Dios” resuene en los espacios de su casa hablando de tú a tú con él; promoviendo sus libros con evidentes técnicas de mercadeo… y hasta ostentando la gran $uma por la cual vendió los derechos de la obra.

La historia de “CONVERSACIONES CON DIOS”, en la que se pretende contar los hechos previos a la publicación de los famosos diálogos, me recordó enseguida a la que vi en “Al servicio de las damas”, sólo que nuestro amigo Walsch roza niveles mucho más altos, pero los hechos de que hace parte, no consiguen la gracia ni el encanto y mucho menos la humildad que sí tenía el estimado Godfrey del filme de LaCava.

Sólo una frase consiguió llegarme al alma y salva el visionado de este filme:

“Has todo lo que de verdad quieres ¡Nada más! ¿Cómo puedes pensar en malgastar un solo instante en hacer algo en la vida que no quieres hacer? ¡Eso es morir!”
Luis Guillermo Cardona
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