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Voto de Luis Guillermo Cardona:
6
Comedia Ernst Lubitsch es el protagonista, con un doble papel, de esta comedia sobre un matrimonio amenazado por una suegra enredadora. Cuando la esposa pretende divorciarse, el marido finge un suicidio y reaparece como nuevo mayordomo de la casa. (FILMAFFINITY)
8 de julio de 2014
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fue en la escuela secundaria que, Ernst Lubistch, se inició como actor de teatro. La esperanza de su padre era que él retomara la sastrería que un día iba a dejar, pero al chico le gustaban más las tablas que las telas y siguió en la aventura del teatro… aunque, para no defraudar al viejo, en el día se encargaba de llevar sus libros contables y por las noches su lugar feliz eran los cabarets, el teatro y cualquier otro sitio donde hubiera artistas o aspirantes a serlo. Este empeño se vio compensado cuando, en 1911, Max Reinhardt lo contrató para que hiciera parte del elenco del famoso Teatro Alemán, donde Lubitsch empezó con pequeñas partes y luego alcanzó varios protagónicos. Enseguida fue aprendiz en los Estudios de Cine Bioscopio de Berlín, y para el año siguiente, el muy simpático actor de teatro, ya estaba apareciendo en comedias cinematográficas representando a un personaje que llamó Meyer y que se caracterizaba por un humor judío que dio mucho de qué hablar.

El éxito llamó entonces a su puerta, y pronto, el gran Ernst Lubitsch decidió que ya era hora de escribir y dirigir sus propias comedias. Entre 1914 y 1918, realizó cerca de treinta cortos que él mismo protagonizó en su mayoría, y entre ellos, dirigió “CUANDO YO ESTABA MUERTO”, un cortometraje de 35 minutos de duración que co-protagonizó junto a Louise Schenrich como su esposa, y la estupenda Lanchen Voss, en el rol de la entrometida suegra.

Comedia en tres actos, escrita también por Lubitsch, ésta hace referencia a la suerte de marido que, hastiado de la prepotencia de la madre de su esposa -quien habita con ellos-, escribe una carta contando sus planes de suicidarse… y cuando la señora, más contenta que triste por lo “sucedido” ha puesto un anuncio buscando a un nuevo mayordomo, Ernst -que así mismo se llama en este cuento- se inventará una nueva personalidad y decidirá presentarse para el empleo.

Hecho como un puro entretenimiento de corte teatral -aunque Lubitsch se ingeniará un par de tomas exteriores para adecuarlo al cine- es este un filme un tanto imperfecto, pero con algún plano bien logrado como aquel en que su esposa se peina ante el triple espejo. Y en conjunto resulta divertido, pues Lubitsch nos deja ver que sus dotes de comediante eran muy notables y que tenía el físico perfecto para serlo.

Vendrían luego sus muchos y estupendos largometrajes… y el cine Hollywoodense tendría entonces en él a uno de sus más grandes realizadores.
Luis Guillermo Cardona
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