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Voto de Luis Guillermo Cardona:
10
Drama Lola (Shirley Booth), es la descuidada esposa de Doc Delaney (Burt Lancaster), un alcohólico en vías de recuperación. La existencia de los Delaney resulta monótona y sin cambios, pero da un giro cuando el matrimonio acepta a una encantadora inquilina, Marie (Terry Moore). Marie se convierte en la hija que nunca tuvieron. Pero cuando la joven se enamora, Doc se ve preso de los celos y una vez más ha de enfrentarse a la tentación de la bebida... (FILMAFFINITY) [+]
3 de septiembre de 2014
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todo luce normal y llevadero entre Doc y Lola Delaney, porque, tras largo tiempo de casados, cuando ya él exhibe algunas canas, tiene la satisfacción de llevar un año de haber vencido el alcoholismo, y ella sigue siendo mimosa y dedicada, aunque se ha vuelto por su parte rolliza y parlanchina. A Lola solo la atormenta que su perrita Sheba, “monísima y simpática”, se ha extraviado desde hace algún tiempo y nada han vuelto a saber de ella. Y es entonces que, a casa de los Delaney, llega como inquilina una joven y atractiva estudiante de artes plásticas llamada Marie (Terry Moore)… y su simpatía, su espíritu servicial y hasta su coquetería con los chicos de su edad, despierta en Lola añoranza por los años de su juventud, y en Doc, un sentimiento que rehuye, pero que lo tienta de manera irremisible.

“VUELVE, PEQUEÑA SHEBA” es la suerte de película que me hace creer que, de la misma manera que, en incontados casos, las juntas de censura han perjudicado al arte en todas sus formas, también ha habido ocasiones en que han despertado tal agudeza en los artistas, que la hemos visto transformada luego en arte puro y reluciente. Y para muestra un botón.

Adaptación cinematográfica por Ketti Frings, de la obra homónima del dramaturgo y guionista estadounidense, William Inge, escrita en 1950, “VUELVE, PEQUEÑA SHEBA” ha representado un auspicioso debut para el director Daniel Mann, quien ha conseguido un entramado perfecto, lleno de sutilezas y de frases muy agudas, que es preciso masticar muy lentamente, para poder entrar en su más pleno significado.

El filme va hasta el fondo del alma de Doc y Lola, por fortuna, muy bien tallado en excelentes actuaciones de Burt Lancaster y Shirley Booth, quien de paso se llevaría consigo un merecido Oscar. Queda entonces, un refulgente cuadro de aquella suerte de relaciones de pareja forjadas tras una ligereza, en la que cada uno se esfuerza por sobrevivir de la mejor manera… pero donde la nostalgia por lo que tuviste y ahora no tienes, y por lo que que quisiste ser y ahora no eres, se convierte en una desilusión irresoluble, y es cuando la vida, llegada la confrontación, consigue perder todo su sentido.

Términos como “mi pequeña Sheba”, “mi bella Lola”… y Mrs. Delaney bailando o añorando lo que logra ver en su sala… y Doc pugnando de nuevo por coger una botella y por tener lo que Turk tiene, nos remite a procesos no cerrados que son los que suelen causar tantas, ¡tantísimas!, amarguras entre las personas.

¡¿Hasta cuando entonces, será que podremos tomar decisiones libres y absolutamente conscientes?! ¿O vamos a seguir abriéndole paso a la infelicidad de cada día?

Con “VUELVE, PEQUEÑA SHEBA”, Daniel Mann nos ha dado una obra indispensable.

Título para Latinoamérica: “SIN RASTRO DEL PASADO”
Luis Guillermo Cardona
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