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Voto de Luis Guillermo Cardona:
9
Comedia. Infantil. Fantástico Gepetto, quien siempre ha deseado tener un hijo, esculpe una marioneta utilizando un tronco de madera con propiedades mágicas. Luego, durante la noche, una hada madrina da vida al muñeco que, de esta manera, se convierte en Pinocho, un niño desobediente que baila, canta y ríe. El hada madrina ofrece a Pinocho la oportunidad de convertirse en un niño de verdad si promete ser un muñeco bueno, pero Pinocho es demasiado travieso... (FILMAFFINITY) [+]
31 de octubre de 2012
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que al grueso del público norteamericano no le haya gustado este, <<PINOCHO>> de Roberto Benigni, se comprende perfectamente: su nuevo paradigma cinematográfico son los efectos especiales. A ellos les encantan las películas donde una máquina, un auto, un robot... son los protagonistas. Han dejado en segundo término los sentimientos, para poner en primera instancia a los objetos. Es la razón por la que la mayoría de la gente se hace querer dando, en vez de hacerse amar, siendo.

Pero, todavía quedamos algunos bichos raros que seguimos reconociendo el valor de la cosas sencillas, naturales y espirituales, y no nos da lidia enamorarnos de una película como, <<PINOCHO>>, pues, nos trae una historia donde la ternura es la protagonista y donde los actores endulzan su alma para entregar sentimientos verdaderos, con un eternamente válido mensaje de superación a los millones de seres que merodean por el mundo con escasas oportunidades… sin estímulo… sin afecto… y sin reconocimiento alguno.

Roberto Benigni, el gran creador de, "La Vida es Bella", ha querido ser -relativamente- fiel al cuento original que su compatriota, Carlo Collodi, publicara por entregas en un periódico italiano entre 1882 y 1883, y como él, hace su alegato abierto en contra del vicio, la holgazanería y la desobediencia, a la vez que exalta la fe, la paciencia y la comprensión con que, una bella hada (madre sustituta), se empeña en salvar a Pinocho de la perdición.

Pero, Benigni representa, al que fuera un niño-marioneta, como un ser encantador, pícaro y divertido... y, soterradamente, apunta a recrear a aquellos niños-grandes y manipulables que siguen vegetando por el mundo ¡y vaya si se encontrarán ejemplos!, porque muchos hay que, tras hartos años mal vividos, todavía siguen amargamente perdidos y bien cortos en su nivel de conciencia y realización.

Nicoletta Braschi (esposa del director-actor), nos ofrece, por su parte, un hada madrina noble y tolerante, profundamente conmovida con ese Pinocho capaz de ser tan tierno como falto de voluntad; y Kim Rossi Stuart, nos brinda a un Lucignolo capaz de conmovernos y a quien nunca olvidaremos en la dulce escena de la leta-leta.

Con frecuencia lo ha demostrado la vida, las grandes limitaciones animan el surgimiento de sobresalientes ideas, y en, <<PINOCHO>>, ésta experiencia cobra particular presencia, pues, el director consigue que, la totalidad del filme, se desenvuelva en un ambiente muy gratificante, en el cual pesan muchísimo las encantadoras interpretaciones; y sus simples, pero muy valiosas ideas –orientadas, diría yo que, principalmente, al grueso del público-, resultan harto entretenidas, dando a la historia un toque muy particular que es como si un hada invisible lo hubiera tocado con su varita mágica. Pero, para disfrutarlo, quizás haga falta un cierto desprendimiento y un corazón humilde capaz de conectarse con la ternura de lo simple, y sobre todo, con la autocrítica.

Siento que, todo aquel que pueda prescindir de los derroches efectistas al estilo Hollywood, saldrá tocado, y quizás transformado, con ésta magnífica película. ¡Benigni sabe mucho, pero mucho de corazones! Eso nadie se lo puede negar.
Luis Guillermo Cardona
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