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Voto de Luis Guillermo Cardona:
6
Drama 1872. Isabel Archer (Kidman) es una joven norteamericana que vive en Inglaterra con unos parientes. No quiere comprometerse con ningún hombre hasta haber conocido todas las posibilidades que la vida puede ofrecerle. Tras la muerte de su tío, hereda una gran fortuna que le permitirá viajar y tener nuevas experiencias. (FILMAFFINITY)
25 de septiembre de 2014
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Durante el largo tiempo que pasó en Europa, el escritor americano, Henry James (New York, 1843), tuvo muchas ocasiones de apreciar, comparativamente, las costumbres y particularidades de una y otra cultura, habiendo sido, éste, el tema central de varios de sus cuentos y novelas, en donde un personaje americano (hombre o mujer) viaja a algún país del viejo continente... y allí tiene una intensa -y por lo demás, notable y/o conmovedora- aventura.

Sobre dicho eje narrativo, donde la inocencia, las ansias de vivir o la buena voluntad, chocan con el arribismo, los prejuicios extremos o la traición, se han desarrollado títulos tan sobresalientes como, “El Americano”, “Daisy Miller”, “Las alas de la paloma”… y por supuesto, “Retrato de una dama” (1881), otra de las trascendentales novelas que hicieron de, James, una de las figuras claves en la literatura de los últimos siglos.

Con grandes conocimientos sobre la psicología humana -de seguro influido por su hermano mayor, el renombrado psicólogo, William James-, en <<RETRATO DE UNA DAMA>>, también se logra ahondar en el carácter de una americana, Isabel Archer, quien al recibir una jugosa herencia y convertirse en una mujer bella, rica e inteligente, la pone en la mira de Serena Merle, quien se convence de que, es ella la suerte de mujer que debería conquistar… su propio amante, el inglés Gilbert Osmond. Así, se abre la puerta para el drama de una muchacha muy apetecida que esperaba encontrar por fin la felicidad… y de pronto, se ve metida en un infierno de ambiciones y malos tratos del que parece bien difícil que pueda sobrevivir.

En manos de la directora neozelandesa, Jane Campion, quedó la realización de ésta película que se sostiene por la brillante historia que nos ofrece James; una atractiva fotografía que deja ver el esplendor de los paisajes europeos en verano y en invierno; una banda sonora que refuerza con efectividad las imágenes; y por unas muy buenas actuaciones de, Nicole Kidman, cuyo rostro ilumina cada plano en el que aparece; John Malkovich, el hombre dispuesto a lo que sea necesario para aumentar sus caudales; y entre otros, Barbara Hershey, con una madurez muy bien llevada y cuyo personaje es una suerte de perverso titiritero tras la cortina. Pero, el excesivo metraje, alargado mediante desplazamientos innecesarios y una que otra situación de ninguneada relevancia -con el claro propósito de convertir el filme en un fuerte y extenso drama de época (oscarizable)-, más el enclaustramiento en ambientes de poca complementación narrativa y la gelidez de muchos encuentros, terminan por generar un demérito notable, en un filme que lo tenía todo para ser una obra bien importante.

Merecido reconocimiento a la española (¿Quién es?) que dobló a Nicole Kidman, cuya voz ya he oído en otras películas y me resulta fascinante... y para reflexionar, una frase de, Mark Touchett, muy atinada: “Una persona es rica cuando consigue satisfacer los deseos de su imaginación”.
Luis Guillermo Cardona
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