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Voto de Luis Guillermo Cardona:
7
Drama Primer versión cinematográfica de la obra teatral homónima de Tennessee Williams. Amanda Wingfield (Gertrude Lawrence), mujer madura que añora un pasado esplendoroso, es una madre obsesionada con que su “soñador egoísta” hijo Tom (Arthur Kennedy) haga una buena carrera y su tímida hija Laura (Jane Wyman) logre un buen matrimonio. La película se atiene bastante a la historia original, excepto por el final que tiene un giro más optimista. (FILMAFFINITY) [+]
20 de octubre de 2013
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muchos, quizás muchísimos, han sido los momentos de reflexión que me han motivado en los últimos años las personas discapacitadas. Trabajar con ellos, sentirlos muy cerca, poder acercarme a sus dolorosas experiencias vivenciales, me ha llevado a desear tener absolutamente claro lo que sucede en sus vidas: cómo poder ayudarles a superar el duelo, cómo hacer para que conviertan en bien lo que luce como un terrible mal, y qué hacer para que se reintegren a la sociedad con el espíritu en alto y dispuestos a proyectar su experiencia de superación en bien de los demás, son algunas entre las cosas que deseo tener absolutamente claras.

Creo que es por esta razón que me llega tan profundamente la obra literaria de Tennessee Williams, un autor que sabe harto del sufrimiento humano y que, no obstante su actitud derrotista y parcializada ante la vida, logra mostrar algunos caracteres personales, con una profundidad y una sensibilidad tan elevadas, que resultan absolutamente dignos de cualquier estudioso de las ciencias humanas y sociales.

“EL ZOO DE CRISTAL” es una obra teatral de marcados tintes autobiográficos, escrita en 1944 y estrenada en Broadway, al año siguiente, con connotado éxito. Sirviéndose de su enferma hermana Rose, Williams la recrea aquí con el nombre de Laura Wingfield, la tímida muchacha con cojera que parece incapaz de salir adelante; su empecinada madre, se convierte en Amanda Wingfield, la aguerrida mamá empeñada -a veces improcedentemente- en sacar adelante a sus dos hijos; y él mismo, se recrea como aquel contador y en principio frustrado escritor, Tom, quien no logra entenderse con ella, pero a quien le duele profundamente su infortunada hermana.

El cuarto personaje de la obra, Jim O’Connor, es el compañero de trabajo de Tom y viejo compañero de colegio de su hermana, quien se convertirá en la esperanza de todos y quien parece capaz de transmitir un mensaje que yo mismo transmito con mucha frecuencia: Cuando se apaga la luz de tu cuerpo, es porque la vida desea que enciendas la luz de tu alma. Pero Jim lo dice a su manera: “Todos somos superiores en algo, solo tienes que descubrirlo”.

Aunque el director, Irving Rapper, no logra dar totalmente en el clavo, pues la primera media hora del filme resulta bastante fría, y además le concede algunos caprichos a la actriz Gertrude Lawrence (la madre) que, estoy totalmente de acuerdo en que no venían al caso, con la llegada de Jim (un entusiasta Kirk Douglas) y con la estupenda metáfora del zoológico de cristal + esa estancia en la oscuridad que refleja de manera precisa el alma de la apagada Laura, la historia toma su verdadera y muy bien estructurada forma, y el espíritu del gran dramaturgo vuelve a sentirse con complacencia.

También Rapper, de seguro “animado” por los Hnos Warner quienes nunca veían con buenos ojos los finales deprimentes, dio al filme un rumbo distinto al acostumbrado en Williams, pero la decisión me resulta plausible porque Laura demuestra haber comprendido cosas esenciales al relacionarse con Jim.

Queda buscar las versiones que hicieran Anthony Harvey en 1973 y Paul Newman en 1987, porque esta es, sin duda, una obra bastante meritoria.

Título para Latinoamérica: “SIEMPRE AMANECE OTRA VEZ”
Luis Guillermo Cardona
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