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Voto de Luis Guillermo Cardona:
8
Drama La devoción por una bella esclava provoca una guerra entre el faraón Amenes y el rey de Etiopía. Pero ella ama a Ramphis. Fue la película más espectacular que se había producido hasta entonces en Europa y utilizaba una impresionante reconstrucción de las pirámides, los templos, los desiertos e incluso el Nilo en los estudios alemanes Ufa. (FILMAFFINITY)
13 de agosto de 2014
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Theonis, es una esclava griega al servicio de Makeda, la hija del rey Samlak de Etiopía. Pero la hermosa y altiva muchacha se resiste a servirla… y cuando conoce a Ramphis, un egipcio que se ofrece a salvar su vida ahora en peligro, ella no lo pensará dos veces para huir con él. Al llevarla el salvador a palacio -donde su padre sirve al rey Amenes-, la pareja tendrá escaso tiempo de efusivo romance... porque pronto aparecerán los etíopes, con dos marcados propósitos: 1. Establecer una alianza de cooperación con el rey egipcio. Y 2. Rescatar lo que sienten que les pertenece: la esclava Theonis. A entregarla se compromete el rey Amenes... pero cuando conoce a la muchacha, ¡queda tan prendado de su belleza!, que hará lo imposible para no devolverla, pues está él dispuesto a convertirla de inmediato en su reina. Así, “LA MUJER DEL FARAÓN”, se convierte en una intensa historia de amor, en la que un rey, una esclava y un prisionero, terminan amando intensamente al ser que ninguno tiene a su alcance… aunque alguno pareciera tenerlo.

Realizada en términos de superproducción -quizás la más costosa filmada hasta entonces en Alemania-, la película estuvo extraviada durante muchos años, y solo en el año 2003 pudo reencontrarse, habiéndosele hecho un exhaustivo trabajo de reconstrucción del que -contra todos los esfuerzos asumidos durante dos años-, quedaron faltando cerca de 600 metros de película y algunas escenas -sobre todo en los primeros tres actos-, tuvieron que completarse con intertítulos explicativos y unas cuantas fotografías que se conservaron del rodaje.

Con todo, se agradece la gran tarea realizada, porque por fin hemos podido ver el notable filme que, el director Ernst Lubitsch, llevaría personalmente en su primer viaje a los EEUU, realizado con el afán de hacerse conocer. Y el esfuerzo no sería en vano, porque al año siguiente tendría que volver, llamado por la actriz Mary Pickford… y su carrera ya no pararía en los grandes estudios hollywoodenses.

Dagny Servaes, da a su Theonis un fuerte y apreciable carácter, convirtiéndose en la clase de reina que lleva una corona por compromiso, pero cuyo corazón sigue fiel al hombre que alguna vez salvara su vida y la dignificara. Emil Jannings, es el rey Amenes, obsesionado con una mujer imposible… y capaz de poner a su país en riesgo de una cruenta guerra con tal de conservarla a su lado, aunque solo sea para sentirse importante. Y Harry Liedtke es Ramphis -el hijo del sacrificado Sotis-, el hombre constante que buscará ser siempre digno de la mujer que ama.

Tragedia de amor al estilo griego, “LA MUJER DEL FARAÓN”, cuenta con complejas escenas de masas, muy bien manejadas en términos generales. La puesta en escena sobresale con sus lujosos decorados egipcios y la historia es muy llamativa, prefiriendo Lubitsch la solución al estilo Eurípides, pues también él sentía que iba siendo el tiempo de que comenzara el ocaso de las monarquías. Y creo que la razón es tan sencilla como fundamental: la base social de los reinos es la desigualdad (nosotros aquí arriba y ustedes allí abajo) y el principio esencial de la evolución humana es la equidad, porque ésta es la única forma en que demostramos que estamos siendo justos.
Luis Guillermo Cardona
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