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Voto de Luis Guillermo Cardona:
9
Comedia. Drama Molly Kelly quiere casarse con un millonario. Cuando encuentra a Andy Charles decide casarse con él, pero el padre de éste, furioso, decide desheredarle... (FILMAFFINITY)
23 de marzo de 2014
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
A Frank Capra le encantaba la historia de La Cenicienta (¿y a quién no?), y cuando tuvo la feliz ocasión de convertirse en director de cine, siempre hizo lugar para cualquier historia bien contada, que apuntara en la dirección de la chica humilde que se enamora de un hombre privilegiado o a la inversa. Esta suerte de historias han sido siempre un filón seguro, porque la gente del común (la gran mayoría) preserva indefinidamente sus ilusiones, y acceder a las bondades de la vida, es una esperanza que casi nadie apaga definitivamente.

“CÓMO SE CORTA EL JAMÓN” fue la primera historia que Capra asumió en este sentido. Molly Kelly (Viola Dana) es la humilde empleada de la tienda de cigarrillos del hotel Stratford, quien ahora vive con su madre y sus dos hermanitos en condiciones muy humildes, tras ser abandonados por su padre, cansado éste de que su esposa le dijera siempre a donde ir. Pero Molly guarda la esperanza de que las cosas van a cambiar, porque cada día está más segura de que va a casarse con un millonario… y cuando lo tiene a su alcance -por una de esa ayuditas que el amoroso destino ocasionalmente nos brinda-, Molly se la juega con sus argucias femeninas y en cosa de ¡6 horas! lo tiene ante el altar. ¡Récord Guinness entre las muchísimas historias de la Cenicienta y el príncipe!

Pero las cosas aquí tomarán otro rumbo… Y papá rico –el rey de los restaurantes, cuyo secreto ha sido cortar el jamón en transparentes cuadrados como aún lo siguen haciendo las empresas de embutidos- desheredará a Andy su hijo… y ni siquiera le pagará los regalos de boda por atreverse a meter a la familia a "una pobre gold-digger" (vampiresa, en inglés de clase; y en lenguaje callejero: una buscona oportunista).

Lo que vamos a ver luego, se aviene con el desprendimiento y el carácter, con la voluntad de permanencia, y con el orgullo henchido dispuesto a la renuncia y a hacerse merecedor de ese amor que ha nacido repentina y profundamente. Y será entonces cuando quizás, cada uno encuentre dentro de sí el esfuerzo y la voluntad que se requieren para triunfar.

Capra ha logrado una magnífica y enjamonada comedia, con escenas preciosas y de arte puro, como la primera cita entre Molly y Andy, cuando ella se las ingenia para que todo el vecindario se entere de que ella sí pudo conseguirse a un millonario. Estupenda también la manera como Andy procura, con el mesero del club, cubrirse de la clientela (y de nosotros los espectadores), mientras consigue besar a Molly. Muy lograda, la penosa situación de Andy en su primer empleo como obrero de construcción… E inolvidable, el encuentro entre el suegro y la nueva empresaria, en planes de negocios.

La lucidez, la profunda sensibilidad, y la capacidad del director italo-americano para dar brillo escénico a las historias más simples y trilladas, es lo que le diferencia del común de los realizadores, y es también lo que hace que, cada película suya, por más que una se asemeje a otra, al final tenga su propio sello y logre que nos sintamos tocados por un puñado de encantadores personajes a los que conseguimos querer irremisiblemente porque, en el peor de los casos, iluminan la existencia y nos devuelven la esperanza.

Título para Latinoamérica: “EL SECRETO DE AGRADAR”
Luis Guillermo Cardona
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