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Voto de Luis Guillermo Cardona:
8
Musical. Drama. Romance Tres mujeres sueñan con actuar en los musicales de Broadway de Florence Ziegfeld. Susan teme que su éxito apene a su padre, actor de vodevil en declive. Sheila se debate entre el amor a su novio y las atenciones de un millonario. Sandra está casada con un virtuoso del violín que no soporta que su mujer consiga el éxito en el mundo de las lentejuelas. (FILMAFFINITY)
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11 de febrero de 2014
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
En las primeras décadas del siglo XX, Florenz Ziegfeld y Busby Berkeley, representaban la más calificada producción de revistas musicales y las más majestuosas coreografías que pudieran verse en el mundo entero. Broadway se engalanaba con una serie de obras que despertaban admiración, alegría pura y una gran fascinación… y con la llegada del cine sonoro, buena parte de ellas se irían trasladando al cine para que, al menos fragmentariamente, pudieran ser disfrutadas por el público de otras latitudes.

Para las chicas que soñaban con ser coristas, cantantes o bailarinas, el gran sueño era por supuesto, ¡Las Follies de Ziegfeld!, y las que lograban acceder al cine, mantenían la inamisible esperanza de hacer parte de una coreografía de Busby Berkeley. Con eso hacían historia y entraban en las antologías de lo más celebrado que tuvo siempre el musical norteamericano.

Hay que verlo para convencerse de que nunca hubo chicas más bellas; nada se compara a sus escenografías, y sus vestuarios eran tan majestuosos que nos dejaban con la boca abierta. Ziegfeld sabía, como nadie, reconocer y exaltar la belleza física; y Berkeley lo sabía todo sobre escenografía, el ritmo y los caleidoscopios. Además, contaban con una gran solvencia, pues, para 1930, cada montaje superaba los 300 mil dólares de presupuesto. Era inobjetable: ¡Lo suyo era arte con lo mejor de lo mejor!

<<LAS CHICAS DE ZIEGFELD>>, retoma el éxito que el mismo director, Robert Z. Leonard, alcanzara, en 1936, con “The Great Ziegfeld”, filme con el que se hizo merecedor al premio Oscar por Mejor Película. La base central, son de nuevo las celebérrimas revistas musicales que se montaban en la Calle 42 de New York, New York, y el efecto que sobre tres chicas produce el acceder a las famosas Follies de Ziegfeld, un espectáculo al que acuden los amantes del arte con mayúsculas, pero que también es visitado por voraçes lobo$ que buscan hacer cacería de alguna bella muchacha.

Sheila, es una ascensorista a la que su hermano motiva para que se presente a una prueba… y no tardará un segundo en deslumbrar con su belleza al productor… y a cierto lobo a bordo. Susan, quien tiene ya un largo historial de trabajo junto a su anciano padre en otros espectáculos, tendrá que probar que su voz es inigualable y quizás tenga que sacrificar algo muy valioso para ella; y Sandra -que tan solo buscaba que su pareja violinista hiciera parte de aquel gran espectáculo-, termina adentro sin el menor esfuerzo, al deslumbrar con sus encantos a los asistentes de Ziegfeld.

¿Cómo manejará el éxito cada una de ellas? Las altas y las bajas, la sensatez y la ligereza, la fidelidad y el desengaño, la felicidad y la desgracia… se harán un buen lugar entre estas muchachas que son un magnífico ejemplo de que, no son los espectáculos (o empleos) sino el carácter de cada chica, lo que va determinando su destino.

La revista es de primera línea; los vestuarios y escenografías nos dejan de nuevo con la boca abierta y los ojos asombrados; la historia consigue sensibilizarnos hasta bien adentro; Lana Turner y Hedy Lamarr, resultan fascinantes; y Judy Garland, eleva su voz hasta el olimpo cuando la oímos cantar “I’m always chasing rainbow”. El espectáculo está garantizado. Solamente, el gran James Stewart, tiene aquí un personaje ¡que da ganas de llorar!... ¡Pobre Sheila!

Título para Latinoamérica: <<LAS FOLLIES DE ZIEGFELD>>
Luis Guillermo Cardona
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