Temeroso de perder a la mujer que ama, Stephen Arden, decide llevarla a una consulta con su amigo psicoanalista, Tony Flagg, pero, cuando Amanda descubre que, éste, la está prejuzgando sin conocerla ¡y de manera muy poco favorable!, decide ponerlo en su sitio con esas argucias de mujer que, bien plantadas son inimitables.

Ginger Rogers y Fred Astaire, la inmortal pareja de baile y romance que tantos éxitos cosecharan, se reúnen, por octava vez, para brindarnos otra divertida comedia donde la sátira está puesta al día y donde las mujeres demostrarán, de encantadora (y atrevida) manera, que, ¡de pendejas no tienen ni un solo pelo! Tienen que ver lo que ocurre entre el psicoanalista y su paciente, y entre el juez y la pícara Cora, para que comprendan que de argucias ellas saben… y de fingirse débiles, con calculadas intenciones, saben mucho más.

El guion pasó por muchas manos: Comenzó como una idea de Marian Ainslee, quien seguramente aportó el liderazgo femenino frente a las condiciones machistas de la época. A ella le colaboró, Guy Endore, probablemente con algunos diálogos y tratando de equilibrar las cosas. Después entraron, Dudley Nichols y Hagar Wilder, para redondear el argumento; y finalmente, Allan Scott y Ernest Pagano, estructuraron el guion final y agregaron algunos diálogos para redondear la comedia. Quedaban faltando solamente las canciones… y éstas, ¡bien pocas esta vez!, las aportaría de nuevo, Irving Berlin; y para felicidad de todos, resultan fácilmente digeribles.

Como siempre, el plato se acompaña con personajes secundarios muy divertidos; el ambiente es muy cuidado en todos los sentidos; la edición es ágil y recursiva… y el vestuario muy a tono (¡exceptuando el traje de Steve que reclamaba una talla mayor!). Por supuesto, los bailes entre la inmortal pareja (Astaire-Rogers), son una delicia y provoca repetirlos; y habrá momentos en los que, Ginger Rogers -quien se roba la película de principio a fin- resulta inolvidable mostrándose como una comediante de primera línea. La secuencia en la que, desde el consultorio sale a la calle en estado hipnótico, es de antología.

Confieso -y es lo único que le reprocho a esta fresca comedia-, que la manera como se cierra la historia me resulta totalmente improcedente... pero, a veces se piensa más en complacer al público, que en hacer las cosas éticamente correctas.

El director, Mark Sandrich, quien ya había dirigido a la pareja en, “The Gay Divorcee”, “Top Hat”, “Follow the Fleet” y “Shall we Dance”, se despide con, <<AMANDA>>, película que, extrañamente, no dio resultados positivos en las taquillas, no obstante ser una de las más divertidas… y tras su siguiente filme: “The Story of Vernon and Irene Castle”, se llegó a la decisión de terminar con sus apariciones juntos… hasta que los reclamos del público llevaron a reunirlos una década después… pero esa es otra historia.

Título para Latinoamérica: BAILA CONMIGO