Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Luis Guillermo Cardona:
8
Comedia El Barón de Chanterelle obliga a su sobrino a casarse de inmediato para así continuar la línea familiar, pero la timidez del muchacho lo lleva a huir de todas las jóvenes del pueblo y hasta a refugiarse en un monasterio de monjes glotones. Ellos, interesados por el dinero, le recomendarán casarse, pero no con una mujer, sino con una muñeca robot. (FILMAFFINITY)
12 de julio de 2014
14 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
El barón de Chanterelle, siente que está a punto de trastearse a la dimensión desconocida… y queriendo dejar las cosas en orden, reclama de su nieto Lancelot que contraiga nupcias, para que así él y su esposa, se conviertan en herederos de su gran fortuna. Pero el muchacho no tiene interés alguno en atarse a nadie, y cuando su abuelo pone un anuncio convocando a las doncellas que quieran casarse con él a cambio de una buena dote, el aterrado heredero emprenderá las de Villadiego, siendo perseguido por varias decenas de mujeres ávidas de tenerlo como su marido. He aquí la probable inspiración de “Las siete ocasiones” (1925), el filme que, con tanto éxito, realizara y protagonizara luego Buster Keaton.

En su huida, Lancelot llega hasta un monasterio – en esta historia, como en la de Los Caballeros de la Mesa Redonda, los monjes tendrán mucho que ver con sus marrullas- y allí decide pedir refugio, comprometido a quedarse si es salvado de las “lobas” que le persiguen. Y allí, en aquel claustro, el rebelde heredero se encontrará con una docena de monjes glotones y decididamente avaros, pero al menos hospitalarios, más cuando se enteran de quién es el visitante y de que le espera una buena suma de dinero si aparece casado con cualquier muchacha, ante su rico abuelo.

“LA MUÑECA”, comenzó tiempo después de que, Ernest Lubitsch y Hanns Kräly, actuaran juntos en la película “Die Firma heiratet“. Iniciada una gran amistad entre ellos, enseguida Kräly colaboraría en el guión para el filme de Lubitsch “Aufs Eis geführt", y proseguiría desde entonces una estrecha y valiosísima sinergia, que trascendería en muchas otras obras de su período alemán (“Los ojos de la momia”, “Carmen”, “Madame Dubarry”…) y llegaría incluso hasta su despegue en los EEUU de Norteamérica, en varias de sus películas mudas, siendo su penúltima colaboración en “El patriota” (1928), la que le merecería por fin el premio Oscar.

Ligeramente basada en “Wilner“, una obra de títeres que escribieran Lubitsch y Kräly, "LA MUÑECA” es una refrescante y onírica aventura con una ambientación que, aún hoy, luce bastante agradable, no obstante su simpleza que nos recuerda los cuentos de hadas sostenidos a base de viñetas y sobreimpresiones.

Es un hecho que por aquí empezó la idea de las muñecas inflables que, para darles nivel, han sido llamadas “dame de voyage” -luego conocidas como “sex doll” o “love doll”- que Alemania, Japón, Francia y otros países, convertirían luego en una verdadera industria con toda suerte de novedades.

La gran recursividad de Lubitsch, brilla muy gratamente en esta película, donde se valdrá de simulaciones, efectos de ángulo contrastado, dibujos a mano, dobles presencias y muchas de las posibilidades que ofrecían las sobreimpresiones de entonces, para ofrecernos un entretenimiento seguro, bordado de infantil encanto.

Tendrían que pasar tan solo tres años más, para que todo este talento fuese captado por la industria hollywoodense… y rápidamente se interesara por tenerlos a ambos, Lubitsch y Kräly, entre sus filas. El resto ya es historia.
Luis Guillermo Cardona
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow