Únicamente sabremos del soldado Paul, que le encantan las mujeres y que acaba de regresar tras cinco años de estar en el frente de la I Guerra Mundial, donde fue gravemente herido, y tras pasar algún tiempo en un hospital, fue dado de baja del ejército, quedándole como secuelas una pierna perdida y la imposibilidad de volver a tener relaciones sexuales normales.

Ahora, el exsoldado ha decidido refugiarse en su casa de campo donde convive con una pareja que hace las tareas… y luego conocerá a su sobrina, Eva, una atractiva y cautelosa huérfana de 12 años, quien le hará olvidar los turbios pensamientos de quitarse la vida… al tiempo que despertará en él un nuevo deseo de sentirse hombre.

Con suma prudencia, pero sin poder evitar las fantasías que surgen en su mente ante la presencia de aquella jovencita, Paul vuelve al pasatiempo de la fotografía para registrar su figura… y pronto comienza a escribir un libro en el que relata las gratas y vivificantes vivencias que, con Eva, comparte. El excombatiente ha vuelto a la vida, se siente renovado e inspirado… y para su suerte, Eva está en proceso de descubrimiento, se muestra bastante complaciente, y demuestra por él hombre una empatía que, a Paul, lo fascina y reconforta.

Pero, el Fatum siempre entra en juego… y al elevado, pero breve placer, le sigue lo que siempre sigue… y así prosigue ésta historia de pocas pretensiones, que sirve como proyección y compensación de los deseos reprimidos de un hombre condenado en vida (Paul), alter ego sin duda de un realizador, Mimmo Catterinich, quien elige éste difícil tema como motivo de su primera y única película, luego de haber servido como fotógrafo de escena de directores tan importantes como, Federico Fellini, Carlo Lizzani, Pier Paolo Passolini y Marco Ferreri, todos ellos con bastante afinidad por las problemáticas sexuales.

Una fotografía preciosista en una ambientación muy natural, y una romántica banda sonora de, Stelvio Cipriani, cuyo tema central resulta gratamente pegajoso, podrían ser lo más interesante de un filme regularmente escrito y apenas aceptablemente actuado, ya que, al reconocido, Pierre Clementi (“Belle de Jour”, “La Vie Lactée”, “Il Conformista”…), tan solo le exige cojear y mirar con ojos de deseo, y a la pequeña, Katya Berger –de 14 años en el momento del rodaje y un tanto pasadita de kilos-, la actuación no le sube a la sangre y no le queda más que lucir como una chica sugerente.

<<HISTORIA DE EVA>>, acrecienta la ola emprendida por, David Hamilton, con, “Bilitis”, y otras liviandades, pero no consigue trascenderla; y como ésta, apenas consigue interesar como cine voyeur, con poses de arte, pero sin esperanza de encontrar una historia profunda o tan siquiera interesante, y por ésto… se verá, pero pronto se olvidará.