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Voto de Luis Guillermo Cardona:
9
Drama Italia, principios del siglo XX. Tras la quiebra de la cantera familiar, dos hermanos emigran a América en busca de fortuna y encuentran trabajo en Hollywood, construyendo decorados para el famoso cineasta D. W. Griffith. Además, se casan con dos bellas actrices. Pero cuando estalla la Primera Guerra Mundial (1914-1918), lucharán en bandos opuestos. (FILMAFFINITY)
15 de noviembre de 2017
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras haber ejercido durante varios años como diseñador de catedrales, papá Bonnano siente que ya no va más con esta empresa, y sus hijos, Nicola y Andrea, toman entonces el rumbo que muchos otros europeos tomaron en las primeras décadas del siglo XX: Los Estados Unidos de Norteamérica. En principio, la experiencia es decepcionante, pues, les toca asumir labores que para ellos son indignantes, hasta que se presenta la ocasión de irse a Hollywood… y aquí también tendrán que vérselas para poder hacerse con un digno lugar.

La relación que tendrán los chicos con David W. Griffith, el gran pionero del cine americano, sus muchas luchas para merecer su figuración como escenógrafos de la película “Intolerancia” y sus romances con dos promisorias actrices que, en principio, habían pactado salir tan sólo con directores y productores (por razones que es fácil deducir), es lo que vamos a ver en la primera incursión de Paolo y Vittorio Taviani en el cine hollywoodense, la cual ha sido un verdadero acierto, y en lo personal, me merece la mejor de las acogidas.

Curiosamente, son dos directores italianos abriéndose paso en el nuevo continente, contando la historia de dos chicos de la Toscana -como ellos- tratando de abrirse camino como escenógrafos en la apreciada Meca del Cine. Los apuntes biográficos, es bien seguro que andarán por ahí incluidos, pues, al fin y al cabo, aunque se parte de una idea de Lloyd Fonvielle, el guion tiene autoría de los Taviani con la colaboración de Tonino Guerra.

Los directores no ocultan su deseo de señalar la influencia que el arte italiano ha tenido en los EEUU y, adicional a sus esculturas, sus actores y actrices, sus técnicos, directores… y sus compositores, vamos a ver que tampoco el cine se substrae a la influencia del ya hecho en Italia, y hasta “Cabiria” (Giovanni Pastrone, 1914), demostrará su influencia en la “Intolerancia” de Griffith.

El filme tiene una preciosa puesta en escena, y en sus aspectos técnicos bien que se asemeja a una súperproducción. En general, la historia luce muy bien contada, en especial, en ese propósito de comprobar si los dos hermanos son capaces de mantener la sinergia que identificara, y les señalara, su laborioso padre: “Sois dos y esa es vuestra fuerza. Secreto de dos, secreto de Dios”.

Muy buena también, la manera como los Taviani ejercitan varios de los aportes que Griffith hiciera al cine: El montaje paralelo, la profundidad de campo, el plano americano… y con una muy buena recreación de época, el cine dentro del cine luce bastante reluciente… y hasta volvemos a sentir simpatía por ese director – Griffith - que todavía no para de desatar exaltadas polémicas y al que los Taviani recrean con muchísimo respeto.

Bien por Vincent Spano y Joaquim de Almeida, quienes, como los hermanos italianos, Nicola y Andrea, lucen muy bien matizados, al igual que quien representa a su padre, el gran Omero Antonutti. Preciosas, Greta Scacchi (Edna) y Désirée Nosbusch (Mabel), jugando a triunfar en un medio para nada fácil; y bien por Charles Dance, logrando dar vida a un Griffith bastante agradable.

En cuanto al título, bien pudo derivarse de uno de los episodios incluidos en “Intolerancia”… y/o también, como rememoración del exitoso libro de Kenneth Anger, “Hollywood Babilonia”, en el que cuenta muchas de las historias “prohibidas” de la llamada Meca del Cine.

“BUENOS DÍAS, BABILONIA”, es una magnífica película.
Luis Guillermo Cardona
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