Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Luis Guillermo Cardona:
8
Comedia. Drama. Romance Tras ser deportado de Francia donde fue capturado con la tenencia de secretos de Estado, el detective privado Donald Free (William Powell), se encuentra sin empleo y tras buscar infructuosamente donde ubicarse, termina asociado a Dan J. Hogan quien montará una gran agencia asociado con el dueño de un casino. Todo andará bien hasta que Hogan se presta para entrampar a una muchacha (Margaret Lindsay) a quien el casino adeuda una gruesa ... [+]
3 de mayo de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Detenido en Francia, donde al parecer jugaba a los espías haciéndose pasar por un periodista, Donald Free huye cuando intentan recapturarlo, y de regreso a su país busca empleo como detective… hasta que por fin se le abre (¿o él la abre?) una puerta que le permite asociarse con el singular detective, Dan J. Hogan, quien, pronto prosperará al asociarse –sin que lo sepa Free- con el dueño de un casino llamado, Tony Bandor.

La labor de la agencia –ahora exitosa- tiene mucho que ver con la de otras tantas: Hacer lucir infieles a mujeres cuyos maridos quieren zafarse de ellas; crear motivos para quitarle el hijo a ciertas esposas; avergonzar a ciertos padres de quienes se espera algo; chuzar conversaciones… y otras desvergüenzas que suele asumir Hogan porque, Free, aún tiene escrúpulos, y como pregona su apellido, quiere vivir Libre de improcedencias. Por esto, las cosas serán a otro precio cuando se le asigne la tarea de entrampar a Janet Reynolds, una preciosa muchacha aficionada al juego que, en el casino de Bandor, viene ganando una gruesa suma que éste pretende no pagarle.

Un guion muy bien estructurado por, Rian James, partiendo de una entretenida historia de detectives de Raoul Whitfield, conjuga una pizca de intriga internacional, muy buenos toques de comedia a continuación, hasta pasar, luego, a una trama bastante entretenida en la que, de nuevo, el gran director, Michael Curtiz, demuestra que conocía el oficio como el que más.

Especie de anticipo del que, a partir del año siguiente, sería su más exitoso rol en, “The Thin Man”, William Powell derrocha, aquí, esa chispa y esa especial caballerosidad que lo convertiría en uno de los galanes más apreciados del cine de la primera mitad del siglo XX. Junto a él, Margaret Lindsay, una actriz a quien, Curtiz, tuvo por entonces en alta estima (“The Case of the Curious Bride”, “Gold is where you find it”), consigue otra de esas interpretaciones donde desborda carisma y encanto a borbotones; y para completar el trío en el embrollo, Arthur Hohl, es el eficaz presidente de la Agencia de Detectives Peerless, quien parece tonto, pero quizás no lo sea tanto… ¿O sí?

Otros notables valores del filme, son su iluminación y fotografía (ésta a cargo del comúnmente efectivo, Tony Gaudio), con lo cual se logran planos que, además de su gran atractivo visual, también pretenden significados muy conscientes y estimulantes. A manera de ejemplo: esa vela que ilumina las figuras de la pareja hallada in fraganti por Hogan y su secretaria, mientras Free argumenta en su defensa; o ese preciso claroscuro del cuarto de Bandor, cuando allí entra el detective para indagar por su cuenta.

Ignoro si fue cosa de olvido, algún corte impuesto por los productores, o quizás sea alguna suerte de rompecabezas… pero, por más cuidado que puse en comprenderlo no pude explicar ¿Por qué la película se titula, <<PRIVATE DETECTIVE 62>>?, no conseguí hallar explicación alguna a semejante código. ¿Podría aclararlo alguien?, ¿O fue, el que no tuviera explicación la razón por la que, en posteriores reposiciones, le cambiaron el título por, “Man Killer”?

En cualquier caso, Michael Curtiz, nos ofrece aquí un entretenimiento asegurado.

Título para Latinoamérica: <<EL DETECTIVE 62>>
Luis Guillermo Cardona
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow