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Voto de Luis Guillermo Cardona:
8
Drama. Intriga. Bélico Un grupo de franceses son liberados por la Resistencia, pero sospechan que entre ellos hay un traidor. (FILMAFFINITY)
1 de marzo de 2018
13 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quizás por haber nacido en una familia de educadores, Jean-Pierre Chabrol (1925-2001) sintió desde muy chico un serio interés por el dibujo y la poesía, llegando incluso a participar en el Salón de Arte Cevenol con varias de sus obras, luego de haber tomado clases con el pintor André Chaptal. Llegada la II Guerra Mundial, la ocupación de Francia por parte de los alemanes, animó a Chabrol a unirse a la Resistencia en 1944, donde terminó haciendo parte de un maquis FTP, acción que lo llevaría hasta la propia Berlín. Esta experiencia, haría parte de su futura obra literaria, al igual que lo fueron los Cévennes donde se crió y los Camisards de que tanto le hablara su abuelo.

Casado con Noëlle Vincensini (entonces con 22 años), una chica de Córcega que también hiciera parte de la Resistencia, Jean-Pierre Chabrol consigue empleo como dibujante en el periódico comunista L’Humanité y como periodista se convierte pronto en el Editor, siendo entonces cuando conoce al renombrado escritor Louis Aragon, quien lo animará a escribir su primera novela, “La Dernière Cartouche” (1953) … y pronto sus obras son traducidas a varios idiomas (alemán, búlgaro, checo…).

Su cuarta novela titulada, “Un Homme de Trop” (Sobra un Hombre, 1958), rememora la acción de guerra, en julio de 1943, cuando los maquis liberan a doce patriotas enfermos que se hallaban confinados en el pabellón de los condenados a muerte en la prisión de Sarlande, en manos de los alemanes… pero, al contarlos, resulta que no hay doce hombres sino trece. ¿Cuál sobra? ¿Por qué está allí? ¿Es un campesino o un infiltrado?

Además de que deberán dar una respuesta cierta a estas preguntas de las cuales dependen sus vidas, también los rebeldes deberán debatir si hay que eliminar de inmediato al hombre ‘que sobra’ para hacer cumplir las reglas o si, el respeto por la vida y el derecho a un juicio justo, debe primar para que, de verdad, haya justicia.

¿Somos iguales a nuestros enemigos o podemos demostrar que somos mejores que ellos? A esta respuesta tendremos también que llegar nosotros como espectadores, tras haber visto esta llamativa adaptación cinematográfica de una novela que va mucho más allá de la simple acción bélica.

A su cargo el guion y la dirección de “SOBRA UN HOMBRE”, Costa-Gavras logra hacerse con un calificado reparto (Bruno Cremer, Michel Piccoli, Claude Brasseur, Jacques Perrin, Jean-Claude Brialy, Charles Vanel…), y con ellos consigue un puñado de interesantísimos caracteres que, debidamente matizados, nos ponen de cara ante los trascendentales asuntos de orden moral y judicial que suelen presentarse en cualquier conflicto bélico.

Gavras, se propone todo el tiempo hacernos partícipes de la historia, llegando al punto de hacer tomas subjetivas que nos ponen -junto al personaje de turno- en la disyuntiva del ¿qué hacer?, y por supuesto, dejando a nuestro cargo la decisión final acerca del destino que deberían tener algunos protagonistas.

“SOBRA UN HOMBRE” es un filme bastante novedoso y muy, pero muy interesante.
Luis Guillermo Cardona
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