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Voto de Luis Guillermo Cardona:
9
Romance. Drama Una chica conoce a un soldado en la Estación de Pennsylvania en Nueva York. El joven tiene un permiso de 48 horas, tiempo suficiente para enamorar a la muchacha y casarse con ella. (FILMAFFINITY)
19 de mayo de 2010
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para vivir una bella historia de amor no hace falta ostentaciones, ni descrestes, ni nada que sobrepase lo innato en el ser humano… Lo único que se necesita es darse incondicionalmente, desde adentro, desde la sinceridad, el respeto, la ternura… es ser prodigo en palabras limpias, en miradas transparentes y en propuestas edificantes.

Para vivir una inolvidable historia de amor, no has de buscarla, y sólo has de sentir que estás dispuesto(a) a darte por entero cuando sientas que, ante ti, se cruce ese ser que, como una campanada del destino, sientes que es el elegido.

Con una pareja perfecta, la maravillosa Judy Garland y el eficiente Robert Walker, ambos pequeños de estatura pero grandes de corazón, una historia original del matrimonio Paul y Pauline Gallico, tan simple como las hojas secas que se asientan alrededor de un árbol, pero tan grande como su capacidad de ver el potencial humano y el infinito amor que pueden translucir dos seres sencillos y comunes.

En tiempos de guerra, en la estación Grand Central de Nueva York, se encuentra un soldado llamado Joe Allen quien dispone de dos días de asueto antes de viajar a Europa para hacer parte allí del conflicto bélico. Ajeno a la ciudad, Joe se siente a la deriva… hasta que, un pequeño incidente, lo pone en presencia de una joven empleada de oficina de nombre Alice Mayberry. Alice y Joe. Joe y Alice. Dos nombres que abundan en las calles y que parecieran perderse entre las multitudes.

Pero, estos dos seres modestos, habrán de llevarnos por un sendero sin rosas donde podemos ver las rosas, un mundo en blanco y negro que luce lleno del color de la sensibilidad y la dulzura. Y con ellos, otros singulares y encantadores seres humanos nos darán cuenta de la calidez, la generosidad y la grandeza simple que abunda en cada calle.

Vincente Minnelli se sale del marco colorido, y casi ostentoso, que caracterizó muchos de sus filmes (musicales especialmente) para adentrarse, con intencionada modestia, en una historia más honda y significativa que muchas de aquellas, de altísimo presupuesto y compleja parafernalia, que le financiaba la MGM. Y de aquí surgiría luego, el matrimonio Minnelli-Garland, que pronto engendraría a esa voz prodigiosa de la gran Liza Minnelli.

Si eres de aquellos que consigue ver belleza en la firme pared de bahareque de una vieja casa, en la rama doblada de un árbol a punto de caerse o en una gota que cae intermitentemente formando ondas en un pequeño estanque, “EL RELOJ” te llegará al alma.

Razón tenía Maximo Gorki cuando escribía: “Todo lo que es verdaderamente sabio es simple y claro”.
Luis Guillermo Cardona
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