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Voto de Luis Guillermo Cardona:
7
Drama Mikhail llega con su esposa a la casa de campo de un amigo para pasar el fin de semana y allí se encuentra con la mujer a la que amó de joven. Este encuentro le hace añorar su juventud y las ilusiones perdidas. (FILMAFFINITY)
23 de junio de 2017
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
En una hacienda de provincia, propiedad de Guerasim Kuzmich, empiezan a reunirse un grupo de “nobles”, entre los cuales hay representantes muy variopintos: El médico, el maestro de escuela, la dama de sociedad, el abogado, la joven esposa, el niño en edad escolar, el abuelo sexagenario... En algunos de ellos comienza a descubrirse una suerte de frustración existencial, mientras que otros se vanaglorian de su clase social y ostentan lo que, según creen, los separa y los hace superiores a las clases menos favorecidas.

Entre este grupo, Mijail Vasilievich Platónov -el “menos afortunado”, pues, nunca terminó la universidad y apenas llegó a profesor de escuela- es, curiosamente, el más afortunado con las mujeres que les acompañan, pues, además de Alexandra Ivánovna, su joven esposa que le adora, Ana Petrovna también le desea fervientemente, y además, va a encontrarse con su amor de tiempos de colegio, Sofia Yegórovna, ahora casada con Sergei Pavlovich Voytnitsev, quien le acompaña.

Con esta pléyade de figuras, algunas de las cuales resultan bastante patéticas, el escritor ruso Anton Chéjov (1860), nos ofrece una certera crítica a la sociedad de su tiempo, la cual conocemos con el título de “Platónov” (Платонов, 1881) y la cual escribió cuando apenas cumplía los 21 años. Fue, ésta, su primera obra teatral, y ya dejaba demostradas algunas de las razones por las que, aquella decadente sociedad estaba destinada a tener un abrupto final.

En un tono menos dramático y diríamos conciliador, la adaptación que hace el director Nikita Mikhalkov, usando como título, “PIEZA INCONCLUSA PARA PIANO MECÁNICO”, preserva el virtuosismo de los diálogos de Chéjov, pero, asume ciertas modificaciones y reducciones –tanto en acciones como personajes y diálogos- necesarias algunas y, debo decirlo, no muy satisfactorias otras, pero, aún así, el aroma a Chéjov se conserva en esta primera adaptación cinematográfica de una obra que sigue su marcha con el paso de los tiempos.

Mikhalkov, en compañía de Alexandr Adabashian, se encargó de la adaptación de la obra, y seguramente, con el deseo de hacer que la película contuviera su propio toque, elimina parte de la agresividad que contiene la trama del celebrado autor de “La estepa” y otras tantas joyas literarias, y da más cabida a la comedia con la cual suaviza a aquella aristocracia que camina hacia el ocaso. Por otra parte, resulta muy válida y de buen concierto, la inclusión del personaje de Pavel Petrovich (muy bien interpretado por Oleg Tabakov, quien luego se luciría en “Algunos días en la vida de Oblomov”), la suerte de “noble” cuya nobleza brilla por su ausencia y quien se sirve de unos diálogos muy particulares y bien característicos de su clase social.

Estamos ante un filme muy bien ambientado en el que, de nuevo, Mikhalkov se ha reservado su propio papel en la actuación (como Nikolai Triletsky), y la obra de Chéjov sigue interesando a notables directores, por su brillante manera de describir a la sociedad en que le tocó vivir… pero, dado el estilo marcadamente mikhalkoviano de esta adaptación cinematográfica, la lectura de “Platónov” es indispensable, porque sólo en ella está, Chéjov, a plenitud.

Una frase de Chéjov todavía resuena en mis oídos:

“En cada desigualdad hay un brote de humillación”
Luis Guillermo Cardona
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