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Voto de Luis Guillermo Cardona:
7
Drama. Romance Tras robar una barra de pan para alimentar a una familia hambrienta, Jean Valjean es sentenciado a galeras durante diez años. En esa época conoce a Javert, un obsesivo policía hijo de convictos. Tras su liberación, Valjean es tratado como un paria y sólo encuentra refugio con un amable obispo que reforma su vida. Sin embargo, una pequeña infracción provoca la persecución de Valjean por el ascendido Javert, una persecución que consumirá ... [+]
7 de noviembre de 2014
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
¡Cómo no conmoverse con ese humilde hombre llamado, Jean Valjean – marcado como ladrón y condenado a diez años de prisión por haberse atrevido a robar un pan- cuando tras robar una segunda vez como para validar su estigma, entiende enseguida el preclaro mensaje del obispo Myriel, quien lo ha acogido en su casa cuando todos le rechazaban, y decide iniciar un proceso de redención hasta convertirse en eminente personaje de Montreuil-sur- mer, el pueblo donde ha optado por iniciarse como empresario con el ánimo de ayudar a los que nada tienen!

Lo que sufre Valjean con el obsesionado asedio del inspector Jabert, pareciera no tener nombre… pero si lo tiene, se llama acrisolamiento: proceso que aplicado a los metales o piedras preciosas, consiste en depurar o pulir (mediante la fundición o el cincelado) sus asperezas y suciedades, hasta dejarlos lisos y resplandecientes. Aplicado al ser humano, el Acrisolamiento se convierte en la serie de pruebas que éste debe superar para demostrar el fehaciente cambio que se ha producido en su ser interior, con cuyo logro se alcanza la renovadora y magnífica redención: Paz y bienaventuranza.

De otra manera y por otro camino, también el inspector Jabert alcanzará el avance personal, cuando la tortura psicológica que causa -con la que acelerará la muerte de Fantine y mantendrá el insosiego en la vida de Valjean y Cosette-, le permite comprender el verdadero sentido de la justicia, tan ajeno a la rigurosa aplicación de las leyes como antes lo creía. Y no se habrá vivido en vano si a nuestra vida consigue llegar ese gran momento en que uno por fin logra Darse cuenta.

Por donde se mire, los criterios de justicia que, el gran Victor Hugo, consigue plasmar en su inmortal novela “Los miserables”, son tan profundos y esplendorosos que, ésta, sin duda, tiene muchísimo más valor que cualquier Código de procedimiento penal que hoy exista en el mundo.

Asumida, prácticamente, como un remake de la versión que Richard Boleslawski realizara en 1935, la Fox encargó esta nueva realización al director Lewis Milestone, quien, con pocas variaciones (lugar y forma de castigo de Valjean; inclusión con mayor relieve del personaje de Gavroche, el niño que sirve de mensajero durante la revuelta antisoberanista; eliminación total del personaje de Thénardier el fontanero y algún otro detalle), ha logrado un filme que reluce por su eficiente puesta en escena y magnífica fotografía, sobresaliendo también la correcta ejecución de las escenas de masas y la atmósfera general que se le imprime a cada situación. El resto, toma muy en cuenta lo realizado por Boleslawski, pero al final queda un filme que se deja ver sin reparo alguno, pues consigue dejar reflejados los más importantes propósitos de la novela.

Michael Rennie y Robert Newton, se ajustan bien a sus personajes de Valjean y Jabert respectivamente, pero mucho más a gusto he quedado con Debra Paget, quien nos ha dado a la más bella y dulce Cosette que hayamos visto hasta ahora.

Vive la integridad y así podrás sentir que el mundo es íntegramente generoso.

Título para Latinoamérica: “LOS MISERABLES”
Luis Guillermo Cardona
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