El cine de Pedro Almodóvar podrá gustar más o menos, pero es innegable que tiene un estilo reconocible. Cuando alguien alcanza la categoría de autor es cuando sus obras son claramente identificables, como es el caso del director manchego. Ahora ya sabemos también, que después de tantos años de carrera, su cine ha empezado a crear escuela. En “Quien te cantará” Carlos Vermut se empapa del universo almodovariano para servir un drama en el que están presentes muchos de los elementos que caracterizan la obra del director de “Volver”. La fama, la soledad, las relaciones familiares o un pasado oscuro del que no se consigue escapar son algunos de los temas que, igual que en muchas de las películas de Almodovar, sobrevuelan el film de Vermut. El problema es que, sin la pizca de genio que desprende el maestro, Vermut solo ha heredado el buen gusto por la puesta en escena, y en cambio los personajes resultan fríos y distantes, sus diálogos falsos y todo el conjunto artificioso. La historia es difícilmente creíble, los simbolismos suenan a impostados, y realmente solo alcanza algo de interés cuando sus personajes bajan al barro, se hacen de carne y hueso y transmiten emociones reales. Da la sensación que Vermut ha priorizado la forma antes que el fondo. Ha cuidado demasiado la estética y se ha olvidado de un guión que solo funciona a trompicones, con un tramo final del mismo que es un cúmulo de despropósitos e incoherencias.

Lo mejor: la primera escena entre Violeta y Marta.

Lo peor: su desenlace.