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Voto de Carlos Arteaga:
5
Comedia Ray es un emprendedor novato que se especializa en la simulación de secuestros. Se lanza a ello después de que un misterioso cliente le contrate para un fin de semana de secuestro a cambio de una buena suma. Pero el trabajo no es lo que parece.
16 de julio de 2017
9 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estaba rebuscando por Netflix alguna película que ver y muy al fondo me encontré esta película. Me gusta mucho el trabajo de Taylor Schilling en Orange is the New Black pero no había visto nada de ella en un rol importante en ninguna otra serie o película, por lo que me animé a ver esta comedia. Y la experiencia no puede ser más olvidable.

La trama se centra en el personaje interpretado por Pat Healy, el cual es propietario de una empresa que se dedica a simular secuestros, ya que por lo visto esta experiencia ayuda a las personas a superar ciertos vicios como el fumar o la comida basura, o simplemente es que les excita de ser secuestrados. Es en este segundo grupo en donde entra el personaje de Taylor Schilling, la cual no solo quiere el servicio habitual, sino que decide pagar un plus para que su secuestrador se pase un poco de la raya. La verdad es que estos minutos iniciales fueron realmente flojos, pero uno tenía la esperanza que cuando nuestros protagonistas se cruzasen cara a cara el humor y un par de giros inesperados hiciesen acto de presencia. Pero no.

El principal problema que tengo con la película es el negocio en sí de la simulación de secuestros. No llego a comprender como una persona puede curar su adicción a, por ejemplo, el alcohol, contratando un secuestro que cuando se lleva a cabo, la víctima sabe que es falso (a no ser que sea un idiota redomado), por lo que no tiene sentido que esta experiencia pueda afectarle. Si, al comienzo de la película se nos pone un ejemplo de como esta supuesta terapia funciona, pero todo parece resultado de una terapia de choque y que todo lo que rodea al secuestro es innecesario. En la trama principal, cuando Taylor Schilling es secuestrada, la vemos asustada y temiendo por su vida llegando incluso a descolocar al propio Pat Healy que sorprende de lo en serio que ella se toma el juego, y entiendo que esta parte debería hacer reír, pero lo único que hace preguntarte es porque son tan tontos estos personajes. En la mitad de la película parece que la película va a pegar un pequeño volantazo mostrando a Schilling como una chiflada que va a poner a Healy en apuros, pero esto apenas dura y la película se acaba resolviendo con el final más predecible posible y con la poca comedia que habíamos visto deshaciéndose y convirtiéndose en una narración de los dramas pasados de Healy que no tienen ninguna repercusión final.

No llego a suspenderla porque la actuación de Schilling me pareció muy correcta y porque aunque como comedia fracasa, realmente no hay nada que te haga indignarte por lo malo que es. Una idea bastante mal ejecutada, pero con buenas intenciones.
Carlos Arteaga
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