Charles Band es todo un especialista en hacer películas de segunda (su "La Galleta Asesina" es un título que lo dice todo) y convenció a una desconocida vienteañera Demi Moore para que interviniera en este subproducto de série B, híbrido metamorfoseado de "Alien" y "Mad Max".

Un científico que lleva en sus entrañas a un temible parásito como experimento para el Gobierno huye con la criaturita lejos de los que le persiguen. En un apacible pueblo se enfrentará a una banda de moteros mientras las criaturita expulsada campa libre a sus anchas. El hombre de ciencia contará con la complicidad de una muchacha, mientras el gusano siembra una pandemia de cadáveres a su alrededor.

La película, muy olvidada por su estética de cartón piedra, se estrenó en los cines aprovechando las máximas ventajas del formato en 3 Dimensiones que daba la sensación de que algunos objetos sobresalían de la pantalla. Quedó en eso; en una simple atracción de feria que también secuelas de "Tiburón" y "Viernes 13" se apuntarían a esa moda que ha quedado obsoleta y perdió su efectividad en los pases por TV. A pesar de todo queda como un producto alimenticio para nostálgicos de aquel entonces y la gracia de la memoria se mantiene.