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Voto de Natxo Borràs:
7
Acción Tras la marcha temporal de Connery, el actor australiano George Lazenby toma el relevo en esta nueva aventura del agente británico 007, que en esta ocasión se asocia a un mafioso -con una atractiva hija Tracy Di Vicenzo (Diana Rigg)-, para unir sus fuerzas en la lucha contra la malvada organización Spectra. Ambientada en los alpes suizos, el malvado Stavro Blofeld (Telly Savalas) amenaza al mundo entero con un ambicioso plan: lanzar una ... [+]
25 de abril de 2010
6 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Durante una de sus misiones, 007 (George Lazenby) conoce a Tracy (Diana Rigg), hija de Draco (Gabriel Ferzetti) un traficante que ha pasado a negocios más legales. Draco le convence para que se case con ella para poner fin a su inestabilidad emocional. Pero James Bond está tras la pista de Enst Blodfeld (Telly Savalas) que se ha aislado en los Alpes Suizos, recluido en un laboratorio donde somete a un grupo de mujeres bajo extraños tratamientos de hipnosis y bajo la vigilancia de Irma Bunt (Ilse Steppat) en otro de sus devastadores experimentos para adueñarse del mundo.

El primero y único Bond que realizó Peter Hunt, director que trabajaría para el candidato Roger Moore en la série televisiva “Los Persuasores” y la película de aventuras “Oro” (1974). Sean Connery no intervino a última hora siendo reemplazado por George Lazenby, un actor y modelo publicitario australiano que desaparecería del mismo modo en que apareció (su popularidad se reduce solamente a las dos horas y veinte minutos de largometraje). Aunque hay que decir que es todo un récord en la saga Bond. Pero su excesivo metraje, y la falta de carisma en el personaje, pasaron factura a un rotundo fracaso en taquilla. Visto por sentencia.

Connery regresaría, probablemente por compasión, para decirnos adiós a través del sello Broccoli con “Diamantes para la Eternidad” (1973), si no tenemos en cuenta que la posterior “Nunca Digas, Nunca Jamás” (1983) es una parodia crepuscular y calcada a “Operación Trueno” (1964).

Pero el tiempo ha colocado “007 Al Servicio Secreto de Su Majestad” (1969) en su lugar de honor. Vemos a un Bond en sus carnes más dramáticas; quijotesco, acosado y patético (no consigue conquistar a Tracy a la primera como sí su antecesor lo podría hacer con los ojos vendados); también lo apreciamos como un galán más romántico que seductor voraz (se enamora y se casa) y soñador (comparte la idea con Tracy de tener… ¡Seis hijos!). Con un público emparentado tras las cinco aventuras del agente llevadas al cine, la desagradable sorpresa iba a ser mayúscula con un James Bond de tal envergadura que parece no respetar el espíritu de Ian Flemming captado por Terence Young, Guy Hamilton o Lewis Gilbert. La presencia de las chicas Bond (salvo Diana Rigg, claro está), prácticamente rebasan la anécdota. Por otra parte, el personaje de villano secundario que interpeta la alemana Ilse Steppat (fallecería poco después de haberse finalizado el rodaje) guarda similitudes con la de la actriz Lotte Lenya en “Desde Rusia Con Amor”.

Esta aventura-paréntesis, en fase de tregua no nos priva eso sí de unas excelentes escenas de acción y ambientaciones (Portugal, Suiza) y se puede definir como la única cinta de la saga rodada enteramente en Europa. La melodía “We Have All The Time In the World “ es de Louis Armstrong y ya sugería un cambio de giro en el espía inglés que, virando al drama, Roger Moore lo acabaría calzando a un héroe de tebeo.
Natxo Borràs
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