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Voto de Natxo Borràs:
8
Drama Camilo José Cela escribe en el prólogo a la primera edición de la novela: "La Colmena no es otra cosa que un pálido reflejo, que una humilde sombra de la cotidiana, áspera, entrañable y dolorosa realidad (...) no aspira a ser más que un trozo de vida narrado sin reticencias, sin extrañas tragedias, sin caridad, como la vida discurre, exactamente como la vida discurre. Queramos o no queramos. La vida es lo que vive -en nosotros o fuera ... [+]
21 de marzo de 2009
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mario Camus (Los Pájaros de Baden Baden) comprimió y seleccionó a los veinte personajes mas relevantes, de más de doscientos, de la novela de Camilo José Cela. El director, nacido en Santander, contó con la complicidad del Premio Nobel de Literatura y que alardea de sus conocimientos en una breve aparición bajo la atenta mirada de algunos de sus creados; Rubio Antofagasta (Mario Pardo), Ricardo Sorbeda (Paco Rabal) y Martín Marco (José Sacristán). Pero en el Café Delicia no solo deambulan amantes de las letras sinó también negociantes de estraperlo tales como el triunfador Mario de la Vega (Agustin González), el sufridor Tesifonte Ovejero (José Sazatornil) y el pícaro Leonardo Meléndez (José Luis López Vázquez) y mujeres de buena apariencia pero faltas de pan y moneda, entre ellas Victorita (Ana Belén) o Julita (Victoria Abril). Con más discreción se pasea por las mesas el amarado Julián Suárez (Rafael Alonso) cuando no puede estar con su amante Pepe "El Astilla" (Antonio Resines). Pero la maestra de ceremonias de este zoo humano es Doña Rosa (María Luisa Ponte) la propietaria del Café y que es la quien decide quién se queda y quién no. Aunque tan acogedor sitio se llena de ciudadanos hambrientos y que combaten el frio exterior llenando sus estómagos de bicarbonato o, con un poco de suerte y céntimos, café con leche caliente.

La posguerra retratada en toda su crudez y en cada una de las almas que se mueven de día y de noche en el microcosmos de un rincón de Madrid. La Guerra Civil finalizó hace años y las diferencias, prejuicios y la desafortunada picaresca se pasean como unos clientes más en el centro del calor del olvido frente a la dura situación de la época.
Natxo Borràs
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