Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Natxo Borràs:
8
Drama República Federal Alemana, año 1968. Las hijas de un sacerdote, Marianna y Julianne, dedican su vida a luchar para cambiar la sociedad, reivindicando, por ejemplo, la legalidad del aborto. Sin embargo, eligen caminos muy diferentes para conseguir sus objetivos: Julianne, que es reportera, sigue una vía pacífica a través de la denuncia periodística. Marianna, en cambio, se une a una organización terrorista. (FILMAFFINITY)
27 de enero de 2017
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Perteneciente a la corriente denominada “nuevo cine alemán”, la carrera de Margarethe von Trotta, cineasta nacida en Berlín en 1942, se ha visto los últimos años algo relegada al olvido pero si su nombre toma fuerza es en esos primerizos años de gran inspiración y saber hacer cine con sus propios recursos junto con otros colegas como Völker Schlöndorff o R. W. Fassbinder que proyectaron a su país a una nueva reformulación y a una corriente de aire fresco que ya en otros países, como en Francia con la nouvelle vague o incluso España con la tímida aparición del “nuevo cine español”, empezaban a manifestarse.

Atraída por los cuestionados juicios a los que se sometió la justicia alemana a los principales miembros de la banda Baader Meinhof en la blindada prisión federal de Stammheim (Reinhard Hauff dirigiría una más que sobresaliente e improvisada reconstrucción en “El Proceso” (Stammheim-Baader-Meinhof-Gruppe vor Gericht, 1986), Margarethe von Trotta trasladó la historia de dos hermanas que, como tantos jóvenes de su generación, nacieron bajo el seno de un nazismo que los aislaba del mundo pero no de una guerra y unos posteriores y duros años de transición en que el sentimiento de culpabilidad y la doctrina religiosa pesaban como una losa. Las ganas del libertad, desde sus diferentes percepciones acaban quebrantándose cuando sus caminos toman un rumbo distinto. Julianne (Jutta Lampe) escribe artículos en un periódico feminista y vive a la manera bohemia con su novio pintor Wolfgang (Rüdiger Vogler) en un modesto apartamento. Marianne (Barbara Sukowa) sin embargo se ha unido a la lucha revolucionaria llegando a abandonar a su hijo.

La película, sin desquitarse de la controversia originada por el delicado tema del terrorismo, es una dura reflexión sobre el dolor y la culpa transmitida a los seres más próximos y queridos. Von Trotta ya abordó el tema con la adaptación del premio nobel Heinrich Böll, “El Honor perdido de Katharina Blum” (Die Verlorene Ehre der Katharina Blum oder: Wie Gewalt entstehen und wohin sie führen kann, 1975).
Natxo Borràs
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow