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España España · Madrid
Voto de keizz:
8
Comedia. Drama Inès trabaja en una importante consultora alemana establecida en Bucarest. Su estresante vida está perfectamente organizada hasta que su extrovertido y bromista padre Winfried llega de improvisto y le pregunta ”¿eres feliz?”. Tras su incapacidad para responder, sufre un profundo cambio. Ese padre que a veces estorba y que la avergüenza un poco le va a ayudar a dar nuevamente sentido a su vida gracias a un personaje imaginario: el ... [+]
2 de marzo de 2017
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La directora alemana Maren Ade es la responsable de esta película que, partiendo de una idea que en principio no da para mucho (un padre preocupado por la felicidad de su hija, cuya vida se centra absolutamente en el trabajo, y quiere hacerle ver a que la vida es otra cosa), desarrolla la historia por unos cauces totalmente inesperados. Los personajes son cualquier cosa menos tópicos, y si al principio de conocerlos nos parece raro que dos personas tan distintas puedan ser padre e hija, poco a poco vemos que no son tan diferentes, y que todos más o menos vamos disfrazados por la vida.

La película es larga, esto es lo peor que tiene, y juega en su contra. No se hace pesada (al menos a mi), pero es innegablemente larga, y esta longitud de metraje en este caso se acrecienta con el tono del film. Un film alemán con tono alemán, no se si me explico. Planos largos, ausencia de música, ruido ambiental, puesta en escena austera… vamos, muy alemana.

La presentación de los personajes, hasta la llegada del padre a Bucarest, es un tanto premiosa y excesiva. Estoy seguro de que en esta primera parte de la película ya va a haber muchos espectadores que entren con mal pie y ya no se recuperen. Y es que, para bien o para mal (según entres o no en el film) todo en esta película es atípico. Por eso, es imprescindible entrar en la película y no limitarse a verla. Si la ves desde fuera, no hay nada que hacer, te aburrirás.

Es triste, pero al principio no nos parece extraño el comportamiento de Ines. Su actitud de vivir para el trabajo, constantemente pendiente del móvil, con todo el tiempo ocupado, e incapaz de mostrar un mínimo gesto de cariño hacia su padre, no nos choca realmente. Incluso la entendemos cuando vemos a su bromista padre haciéndole sentir vergüenza ante sus compañeros, jefes o clientes. Desgraciadamente, este desapego familiar y este modo de vivir de traje-chaqueta continuo y el móvil como un apéndice de nuestra anatomía, lo vemos algo natural ya.

Pero no os engañéis, “Toni Erdmann” no adoctrina en absoluto. Es una película que deja al espectador hacerse cargo de las cosas. Una película que fluye, buscando una salida, pero tiene que ser el espectador quien le abra camino. Con el humor (un humor muy particular, aviso) como herramienta para explorar en las relaciones humanas, en los valores sociales de este tiempo, en la falta de comunicación y en el sentido de la vida en general.

La película está llena de escenas memorables, en realidad casi todas lo son. La irrupción inexplicable de Toni ataviado con el traje folklórico búlgaro (una especie de Yeti) en la fiesta de desnudos es puro surrealismo y al mismo tiempo tremendamente expresiva sin decir ni una palabra. La escena con los trabajadores de la obra, la extraña escena sexual entre Ines y su compañero de trabajo, la de la discoteca en la que Ines parece pedirle a su padre con la mirada que la rescate de todo aquello… aunque la que se lleva la palma es la conmovedora interpretación del “Greatest love of all”, de Whitney Houston a cargo de Ines, con su padre al teclado. ¿Os suenan a escenas raras? Pues hay muchas más, y por si fuera poco, Toni se pasa la película diciendo que va a ver a Ion Tiriac, y a la que puede saca un rallador de queso y se pone a usarlo.

Las interpretaciones son fabulosas. Tanto Peter Simonischek como Sandra Hüller desarrollan con maestría unos personajes inolvidables. Especialmente meritoria me parece la actuación de Sandra Hüller, haciendo creíble un personaje nada sencillo y manejando con precisión y destreza diferentes registros dentro del mismo personaje, todos con brillantes resultados.

Sinceramente, la película me gustó mucho pero no la recomiendo. Es algo muy personal. Al público medio no le va a gustar. No hay que verla, hay que vivirla. Si la ves como una película convencional el aburrimiento está asegurado. Eso sí, para los que logren vivirla, es toda una experiencia. “Toni Erdmann” es una de esas películas que, si te gustan, te dejan huella.

A estas alturas todavía no se si “Toni Erdmann” es un drama o una comedia. Se que me reí y que también tuve ganas de llorar. Se que me divertí y al mismo tiempo me conmovió. Tampoco es tan importante que sea una cosa u otra, seguramente es las dos a la vez. A lo largo de la misma he sentido incomodidad y vergüenza ajena, pero me he sorprendido a mí mismo emocionándome un minuto después. Evidentemente, una película que me hace sentir así la tengo que valorar con generosidad.

Personalmente, la película me parece una joya. De esas que van creciendo cuando piensas en ella. Obra inteligente disfrazada de extravagante. Tras sus capas de comedia surrealista se esconden enormes dosis de ternura. Una película muy especial, para gente especial. No para cualquiera.

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keizz
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