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España España · Madrid
Voto de keizz:
8
Drama Kolia vive en un pueblito a orillas del mar de Barents, al norte de Rusia. Tiene un taller de mecánica al lado de su casa, donde vive con su joven esposa y su hijo, fruto de una relación anterior. El alcalde del pueblo está decidido a apropiarse de la casa y del taller de Kolia a toda costa. Primero intenta comprar el terreno, pero Kolia no está dispuesto a vender. (FILMAFFINITY)
5 de febrero de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Andrey Zvyagintsev firma con "Leviatán" una magnífica película y se reivindica como uno de los directores más interesantes del cine europeo. Y lo hace arriesgando con una propuesta nada fácil, con una película agreste, poco agradable, de ritmo pausado y escenas llenas de matices que requieren la complicidad del espectador para que su funcionamiento sea el adecuado.

El poder político, representado por el alcalde de la ciudad, aparece en el film como el gran monstruo, el eje del mal que amenaza a Kolia, humilde ciudadano. Y no está solo el alcalde, la policía está de su parte, la Iglesia ortodoxa está de su parte… esto que parece tan gastado del malo poderoso contra el bueno desamparado, en esta película suena más creíble que nunca, y en la sociedad actual rusa mucho más creíble todavía.

Pese a que la trama no sea nada del otro mundo y visite muchos lugares comunes, la película crece muy alto porque el guión está bien estructurado, la dirección es magistral y la interpretación sobresaliente. Los personajes están magníficamente desarrollados y, más allá de algún exceso inevitable, todos son francamente verosímiles.

El paisaje de la costa rusa añade un aliciente más. Hay pocas películas en las que el paisaje tenga tanto peso en el resultado de la misma como en ésta. Ese mar feroz cuyo oleaje rompe en la costa, junto a ese esqueleto de ballena, esa luz azul grisácea que contribuye a exaltar la sensación de tristeza y desamparo que desprende el film. Un paisaje extremadamente bello y hosco a la vez que dota a la película de un encanto especial que no se olvida.

Aunque el nudo gordo de “Leviatán” sea la desigual batalla entre el poderoso alcalde y el desesperado mecánico, existen otros nudos más pequeños que inundan de interés la película. Especialmente, las relaciones personales entre los personajes. El hombre enamorado y temeroso de perder a su mujer, la mujer atrapada en una vida triste y desesperanzada, el hijo rabioso por la pérdida de su madre buscando la atención del padre, el abogado que ha venido de Moscú y no se da cuenta de que allí las cosas funcionan de otra manera, el amigo policía y su mujer… personajes que nos muestran la cara de la sociedad rusa, con sus desigualdades, sus miserias, su resignado devenir.

Sin duda, el personaje de Lylia es el que más interesante y llamativo me parece. En parte por la gran interpretación que hace Elena Lyadova. Me inspira mucha ternura ese personaje. Uno percibe un gran drama interno en ese personaje perfectamente dibujado por esa actriz que lo adorna con matices, con una magnífica expresión corporal, con miradas tremendamente expresivas, con ese tono de voz débil que la dota de más vulnerabilidad aún.

La película va entrando en una dinámica trágica, y a medida que avanza, el descenso a los infiernos se vuelve inevitable. Todo aderezado con unas gotas de humor ruso y muchas gotas de vodka. El desaliento se va abriendo paso en la película y uno termina totalmente descorazonado. El director es implacable con el espectador y no le concede ni un punto de optimismo.

Zvyagintsev demuestra tener un pulso muy firme para mostrarnos la degradación del espíritu humano como consecuencia de las continuas decepciones con las que la vida nos golpea. No hay salida para Kolia, ni para su mujer o su hijo. Viven atrapados en una tierra inhóspita, sojuzgados por una sociedad más inhóspita todavía. Una sociedad corrupta y represiva que azota el alma de unos personajes cada vez más hundidos en la incomunicación, aferrados a la botella de vodka e incapaces de mejorar su presente.

Aparte del ya mencionado gran trabajo de Elena Lyadova, el resto de actores también hacen un brillante trabajo. Vladimir Vdovichenkov en el papel de Kolia está convincente, Roman Madyanov se luce haciendo el personaje del alcalde hijoputa, en fin, todos, no voy a nombrar a todos porque ya bastante me ha costado escribir estos nombres.

Asombrosa la fotografía y excelente la música de Philip Glass, una música final que se te queda en la cabeza bastante tiempo después de salir del cine. Y no quiero terminar esta crónica deslavazada sin ponderar el magnífico final de la película. Las escenas finales son un broche de oro a un gran trabajo cinematográfico. Y los planos finales con la música son poesía audiovisual.

https://keizzine.wordpress.com/
keizz
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