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España España · Madrid
Voto de keizz:
7
Romance. Drama Nueva York, años 50. Therese Belivet (Rooney Mara), una joven dependienta de una tienda de Manhattan que sueña con una vida mejor, conoce un día a Carol Aird (Cate Blanchett), una mujer elegante y sofisticada que se encuentra atrapada en un matrimonio infeliz. Entre ellas surge una atracción inmediata, cada vez más intensa y profunda, que cambiará sus vidas para siempre. (FILMAFFINITY)
18 de febrero de 2016
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Basada en una novela de Patricia Highsmith, adaptada para el cine por el guionista Phyllus Nagy, “Carol” es una obra del director Todd Haynes quien realiza un perfecto ejercicio de belleza audiovisual, componiendo una película formalmente impecable, cuidada, hermosa, inmensamente sutil y elegante. Más cuestionable sería su capacidad de conectar con el espectador, de que lo que cuenta llegue a emocionar. Pero su envoltorio es excelente, no se puede hacer mejor, cada plano es una obra de arte, la música es maravillosa, los sentidos gozan de lo artístico, pero a mi la historia no me llegó al corazón.

Haynes busca la sutileza y huye de lo explícito. Intenta ir despacio para que el espectador se de cuenta por sí mismo poco a poco de la inclinación y los sentimientos de las protagonistas, pero es innecesario, puesto que a Blanchett y Mara les basta con unos segundos de miradas para hacernos entender a todos que se gustan. La escena en que se conocen es magnífica. Blanchett deslumbra en la pantalla con su presencia imponente, elegante, poderosa, mientas que Rooney Mara nos desarma con su vulnerabilidad, su timidez, su candidez. Ambas se complementan con gran precisión y le dan una credibilidad absoluta a la situación.

A partir de ahí, la historia es predecible y no da para mucho. Son los años 50 en un país muy represor con el tema sexual. Todo es contenido, disimulado, las miradas lo dicen todo. Sabemos lo que va a pasar porque es amor, y todos conocemos su funcionamiento, su fuerza imparable. Todos sabemos que cuando te enamoras a fondo, y eres correspondido, todo lo demás queda en segundo plano, aunque eso suponga perderlo todo. Por eso no nos sorprende la trama, y esa previsibilidad le resta puntos. A pesar de que todo lo que vemos en la pantalla es hermoso, no atrapa nuestro corazón.

La película funciona porque su superficie es perfecta, su esmero formal deslumbra y sobre todo porque sus dos protagonistas están excelsas. Lo de Cate Blanchett no es ninguna novedad y se espera de ella interpretaciones de este tipo porque las hace casi en cada trabajo, pero lo de Rooney Mara es todo un descubrimiento. Y la química entre ambas, un inmenso logro.

Blanchett, con su presencia imperial, se pasea por la pantalla con la elegancia de una bailarina, cautiva a la cámara y embruja al espectador como lo hace con la joven Therese. Por su parte, Rooney Mara descifra los resortes interpretativos que la permiten ser esa chica inocente y tierna, una especie de Audrey Hepburn de nuestra época, que con su imagen de pajarillo vulnerable remueve el experimentado corazón de la veterana señora, y el espectador comprende que así sea.

Actrices al margen, la película destaca extraordinariamente tanto en la fotografía como en la música. Lo mismo se podría decir del diseño de vestuario y el diseño de producción. En realidad, todos los elementos formales son canela en rama, lo mejor de lo mejor. La perfección de los encuadres, los magníficos primeros planos, los tonos pastel del film que le dan un aire dramático a esta historia de amor imposible. Y esa preciosa música de piano que complementa acertadamente cada escena.

A mi juicio, Haynes se pasa de sutil. Admito que su narración me gusta, que admiro su forma de hacernos llegar el mensaje, en tiempos de censura hablan las miradas. Haynes nos lo explica todo con ellas, igual que en esos planos cortos de las manos, es a través de esos pequeños gestos, la breve caricia en el hombro, la mirada que es un grito sordo de amor. Todo es suavidad narrativa, quizá demasiada. Tal vez algo más de desgarro le habría sentado bien a la película. Aunque entiendo que aquellos que hayan sido capaces de ser alcanzados por el film bien adentro, se hayan sentido muy conmovidos por el mismo. Yo no tuve esa suerte.

Todo en la película rezuma buen gusto cinematográfico y conocimiento del oficio. No se le pueden poner grandes peros a esta gran película. Además, no es la típica película de homosexuales en la que hay innumerables escenas de cama. Aquí hay sólo una, y no es muy larga y morbosa. El amor importa mucho más que el sexo esta vez.

El problema es que la trama no tiene fuerza, que es previsible, y que como historia de amor no me ha llegado adentro. El exceso de preciosismo le resta vigor. A pesar de la belleza de la última escena, creo que la película habría quedado mejor si hubiera acabado un cuarto de hora antes. Era innecesario continuar para que acabara pasando lo que tenía que pasar.

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keizz
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