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España España · Madrid
Voto de keizz:
7
Drama Romeo es un médico de casi 50 años que dejó atrás las ilusiones relacionadas con su matrimonio, ahora acabado, y su Rumanía, destrozada por los acontecimientos. Para él todo lo que importa ahora es su hija, de 18 años. Tras los exámenes finales, la joven irá a estudiar a una prestigiosa escuela en Inglaterra. En la víspera del examen, la hija es atacada en la calle. A partir de entonces, hará todo lo posible para garantizar que ello no ... [+]
15 de diciembre de 2016
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
El director rumano Cristian Mungiu, que hace unos años nos impresionó con “4 meses, 3 semanas y 2 días”, dirige esta película que retrata la sociedad rumana lastrada por la corrupción y el amiguismo, planteándonos continuos dilemas morales sobre si el fin justifica los medios a la hora de usar chanchullos bienintencionados, y de paso otros asuntos humanos como el llegar a los cincuenta años con una vida sin ilusiones o el modo en que algunos padres se obsesionan con proyectar su vida a través de sus hijos.

Romeo es un hombre respetado, con buenos contactos, pero es una persona en pleno derrumbe anímico. Cuando era joven se produjo la caída de Ceaucescu y la ilusión por la nueva democracia en Rumanía se sumaba a su ilusión personal en su recién estrenado matrimonio. Pero veintitantos años después, Rumanía es lo que él pensaba que sería y su matrimonio languidece. Se ha echado una amante, Sandra (Malina Manovici), pero no abandona su casa por no hacer infeliz a su hija Eliza, que es lo que más le importa en el mundo.

Su obsesión es que su hija no cometa los errores que cometió él. Por eso quiere que se vaya a Inglaterra y empiece una vida nueva con todas las posibilidades, no quiere que su hija se quede a vivir en Rumanía, ni que se vaya a vivir con su novio siendo tan jóvenes. El ya ha perdido la ilusión, y sólo le queda la esperanza de que a ella no le ocurra lo mismo.

Mungiu nos refleja una Rumanía gris, adocenada, desesperanzada. Nadie parece ser feliz. Todos los personajes de la película parecen seres resignados, vencidos, como si vivir fuese un duro ejercicio para todos ellos, incluídos los más jóvenes.

El director rumano vuelve a ofrecernos una película sencilla y veraz, creando una atmósfera y una puesta en escena que aumentan la sensación de naturalidad, que aún se acrecienta más con largos planos secuencia. El guión es bueno y la trama deja muchos cabos sueltos creo que de manera intencionada. Como es habitual en Mungiu, se abstiene de juzgar y juega limpio con el espectador, que debe asumir que no todos los interrogantes planteados van a tener respuesta.

El pasado siempre está presente en la película, aunque de un modo difuso. No sabemos que el matrimonio de Romeo y Magda está muerto hasta que vemos al médico retozando con su amante. La mujer de Romeo está permanentemente triste y parece muy débil pero no sabemos cómo ha llegado hasta ahí. La amante tiene un hijo pequeño y tampoco sabemos nada del padre del niño. Las situaciones aparecen sin más, son como son, poco parece importar cómo han llegado los personajes hasta las situaciones presentes. Sabemos que el pasado ha tenido que ser duro para todos, como para la sociedad rumana, pero no nos lo explican, quizá porque eso no es lo que hay que mirar.

Donde sí pone el foco Mungiu es en el sempiterno nepotismo que padece la sociedad rumana (y yo creo que muchas otras también). Todo se consigue a base de favores que unos hacen a otros a través de otros. Si conoces a alguien importante puedes conseguir aprobar un examen o tener preferencia para que te hagan un trasplante. Y luego debes corresponder al favor, claro. Así funcionan las cosas en tantos sitios… El viejo adagio español de “quien tiene padrinos, se bautiza”.

No se hacen largas las dos horas de metraje, ya que uno se siente intrigado y es fácil entrar en la película a pesar de la agobiante situación que se nos muestra con ese hombre dispuesto a remover la Tierra con tal de ayudar a su hija, quien a su vez no quiere ser ayudada. Ahora bien, si eres de los que les gusta que todo quede resuelto y te expliquen las cosas, saldrás del cine cabreado.

Indudablemente, la película no llega al nivel de “4 meses, 3 semanas y 2 días”, pero no queda lejos. Es sobria, turbia y rezuma desencanto. A pesar de lo discutible de sus múltiples tramas inexplicadas, no me dejó insatisfecho en absoluto. Es una película honda que confirma a Mungiu como uno de los directores europeos más relevantes del momento.

https://keizzine.wordpress.com/
keizz
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