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España España · Madrid
Voto de keizz:
8
Drama Tras 25 años cosechando éxitos y gozar de fama mundial, y en plena preparación de un concierto para celebrar su cuarto de siglo profesional, el futuro de un cuarteto de cuerda de Nueva York recibe un duro golpe que puede poner en entredicho su supervivencia. El violonchelista de la formación está padeciendo los primeros síntomas del Párkinson, una enfermedad que en poco tiempo pondrá fin a su carrera como intérprete. La incertidumbre ... [+]
13 de marzo de 2014
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Empezaré por lo malo. La película es americana, con todo lo que ello lleva consigo. Una de las cosas típicas de las películas americanas es que parece que las cosas tengan que dártelas mascadas, que siempre que alguien hace algo malo te den poderosísimas razones para que lo entiendas, que casi nunca un “bueno” puede cometer un error o hacer algo incorrecto porque los humanos somos imperfectos, no, siempre hay una razón enorme para que uno que en la película tiene el papel de “bueno” cometa un desliz. Eso no me gusta, y aquí pasa, y pasa con casi todos los personajes, ya que todos son “buenos”.

Tampoco me gustó mucho la subtrama de la bailarina española que se enamora de Phillip Seymour Hoffman, un excelente actor (uno de los mejores del mundo) capaz de hacer creíble cualquier papel menos el de rompecorazones. Que una chica joven y guapa se enamore de él es de película de ciencia-ficción, y esta no lo era.

Por último, el tema de la hija, guapa, rebelde, y con un inmenso talento para tocar el violín, tampoco me la trago. Yo creo que es un personaje que quizá está de más en la película, o no está bien tratado.

El resto, pura delicia. He disfrutado mucho con la película. No se hasta qué punto se debe a la propia calidad de la misma, y hasta qué punto tiene que ver que las úlitmas películas que había visto me habían gustado bastante poco. Pero el caso es que la gocé bien.

Después de verla me entero de que es el primer largometraje de este director, Yaron Zilberman, y desde luego no lo parece. La película está realizada con temple, y hay una magnífica dirección de actores. Ya, ya se que se trata de unos actores de tan alto nivel que no hay que ser un maestro para sacar jugo de ellos, pero en este caso se nota que están muy bien dirigidos, además del talento que tienen ellos.

Tan claro que el director es nuevo en esto de dirigir películas como que no tiene nada de novato en conocimiento de la música clásica. Se nota que sabe del tema y que ama la música, porque además logra transmitirlo. Le sobra conocimiento, de eso se da cuenta cualquiera que la vea. Por lo tanto, la música de la película ya se entenderá que es formidable. Y si a la buena dirección de actores, al acertado manejo del ritmo de la historia, añadimos unos preciosos planos del invierno en Nueva York y un pulcro respeto por los personajes, a los que terminamos entendiendo tanto en sus virtudes como en sus miserias (excepto, ya digo, las dos chicas jóvenes), nos sale una película de gran calidad, un brillante debut como director.

El cuarteto de actores es de lujo. Tenemos al primer violinista, Mark Ivanir, un actor al que no conocía, y si le he visto, no le recuerdo. Hace de músico disciplinado, perfeccionista. Un tipo solitario y reprimido, que solo parece ser feliz cuando toca el violín. Lo borda.

Philip Seymour Hoffman, el segundo violín. Palabras mayores. Un actor que no sabe hacerlo mal. Interpreta a un violinista que lucha continuamente por ser reconocido, por ser más tenido en cuenta dentro del cuarteto, y también por su matrimonio, ya que siente que su mujer no le quiere demasiado. Cuando intenta que durante los conciertos sea él el primer violín alternando con el otro, su mujer se pone en contra y se empieza a desencadenar el drama. Está genial, como siempre. No hay papel que le quede grande, lo desarrolla con una naturalidad y un empaque que difícilmente se aprende. No me imagino a nadie mejor para el papel.

Catherine Keener, la mujer de P.S. Hoffman en la película. Toca la viola en el cuarteto. Sensacional también. Está casada con un hombre del que no está enamorada, pero tienen una hija en común y sigue con él hasta que logra la excusa perfecta para dejarlo. Ama el grupo y trata por todos los medios de salvarlo. Sufre por la enfermedad de Christopher Walken, por la separación de su marido y por su nefasta relación con su hija. La Keener (¿sigue casada con Dermott Mulroney?) brilla con luz propia y demuestra que tiene mucho más talento del que, seguramente, ha mostrado hasta ahora.

Por último, el gran Christopher Walken. El violonchelista. Se sale de la pantalla. Rebosa elegancia y saber estar por todas partes. Todos los aficionados al cine sabemos que estamos ante un actor de primerísimo nivel que lleva toda la vida dando lecciones de interpretación, pero a mi me sigue asombrando. Cuando él está en la pantalla, se los come a todos, no se puede mirar a otro lado. Está inmenso. Cuando se sienta a escuchar un disco en el que canta su difunta mujer no puedes dejar de compartir su emoción. Y su intervención final, que tardaré en olvidar. O cualquiera de sus lecciones en la clase de música que imparte (la anécdota de Pau Casals, o lo cabrón que era Beethoven por conectar siete movimientos y hacer que no se pueda hacer pausa entre ellos, escenas para el recuerdo).

En esta película, la música es lo principal, hay que saberlo. Se tocan otros temas, la vejez, la enfermedad, la amistad, el matrimonio, los hijos, el egoísmo, pero salvo éste último, todos muy de soslayo. El egoísmo sí está presente durante toda la película. Los personajes se enfrentan a él. Al suyo y al de los demás. De hecho, como de música clásica en general y de Beethoven en particular no puedo opinar mucho porque soy profano, el debate que tuve tras ver la película fue sobre el egoísmo. La conclusión fue que hay pocas cosas tan humanas como el egoísmo. Incluso los generosos son egoístas, por lo tanto, es un defecto con el que hay que ser indulgente.

En definitiva, una película que hay que ver. Es sencilla, poco pretenciosa. Culta pero accesible. Tiene sentimentalismo pero no empalaga, sino que conmueve, y exalta la pasión. En la vida y en la música. Versión original subtitulada obligatoria, como siempre.

http://keizzine.wordpress.com/
keizz
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