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España España · Madrid
Voto de keizz:
6
Comedia Damián, Marcelo, Luciano y Facundo son cuatro amigos treintañeros a los que une la pasión por la música, la amistad y las mujeres. Damián, es escritor y guionista. Para recuperar a Ana escribe un guión de cine, pero la única copia que tiene la pierde Vera, una mujer muy particular que se entromete en su vida con el fin de cambiarla. (FILMAFFINITY)
16 de octubre de 2014
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La inevitable comparación con “Alta fidelidad” la pierde, ya lo anticipo. Como película sobre la música, indudablemente aquella está mucho más lograda que ésta. Y eso que conmigo ésta jugaba con ventaja. A los pocos segundos de empezar la película ya suena “You’re my best friend”, de Queen (luego vuelve a sonar en los créditos) lo que hace que gane puntos para mí desde el comienzo. Pero honestamente, en lo musical, gana la de Frears. Pero bueno, tampoco va uno al cine para hacer comparaciones, las películas no compiten entre sí, así que me centraré en “Días de vinilo” en sí misma, sin más comparaciones.

A ver, resulta que estos cuatro amigos, cuando son chavales, les llueven vinilos que lanza por la ventana un tipo despechado que se está separando de su pareja. Ahí comienza su pasión por la música. Comenzar de un modo tan inverosímil hace que ya nos preparemos a ver una historia completamente increíble, pero no nos importa, porque desde el principio ha quedado claro que la película no pretende ser creíble ni tiene pretensiones de nada, por lo que vemos con agrado y naturalidad todo lo que pasa, por increíble que sea (que lo es).

Con la música como trasfondo, se cuentan los problemas existenciales y de pareja de cuatro tipos que rondan la cuarentena. Cada uno con su problema. Luciano, inseguro, autocompasivo, celoso, necesitado de amor. Damián, marcado por el abandono de su pareja, incapaz de superarlo y de comprender los motivos por los que le dejó. Facundo, asustado ante su inminente boda, ahora se da cuenta de que casi todas las decisiones de pareja no las tomó él, sino su novia. Marcelo, inmaduro, anclado en los Beatles, incapaz de tener una relación con ninguna mujer porque cree que eso perjudicaría su carrera musical (?). Problemas típicos, lugares comunes, nada nuevo en el cine, ingredientes típicos de las comedias románticas. No obstante, el director (Gabriel Nesci) consigue que no se te haga bola para digerirlo, a pesar de la falta de originalidad del planteamiento, el desarrollo se ve con agrado y por momentos hasta se disfruta.

“Días de vinilo” tiene un buen ritmo narrativo, algo imprescindible para que una película de estas características funcione. Dicho ritmo se mantiene durante todo el metraje, aunque quizá decae un tanto en el tramo final, en el que parece que se fuerza un poco para lograr el esperado “final feliz”. A mi juicio habría quedado mejor sin él, pero ya que toda la película es bastante increíble, el final tenía que serlo también.

Por momentos parece más una comedia norteamericana que argentina, en su concepción y funcionamiento. Afortunadamente, su falta de pretenciosidad y la cercanía con el espectador hace que finalmente no tenga mucho que ver con esos telefilms norteamericanos.

Como digo, uno se siente cercano a la película, pero más por las situaciones que plantea que por los personajes. Y aquí es donde voy a hacer la crítica más fuerte, ya que a mi entender, el punto más bajo de la película es lo poco trabajados que están los personajes. Uno no llega a identificarse con ellos porque están demasiado caricaturizados, demasiado estereotipados, no hay profundidad en los personajes, apenas parecen bocetos de sí mismos. Es una pena, la película habría ganado muchos enteros si se hubiera dotado a los personajes de más “vida”.

El humor domina todo el film. Tanto, que apenas se puede distinguir la amargura que subyace en las situaciones que se plantean. La vida es un continuo devenir de decepciones, problemas, sueños incumplidos, fracasos, pérdidas… afortunadamente tenemos remedios excelentes para paliar estos males: el humor, la amistad, la música…

Me gusta mucho el cameo que hace Leonardo Sbaraglia, interpretándose a sí mismo y riéndose del ego de los actores. Especialmente, su primera aparición es magnífica, de lo mejor de la película. Luego creo que se abusa y en las siguientes apariciones cada vez va teniendo menos gracia.

En fin, una película agradable, para pasar un buen rato. Si eres un melómano como yo disfrutarás aunque sólo sea viendo tantas portadas de discos míticos como aparecen, escuchando canciones y echándote unas risas. Es cierto que le falta originalidad, que le sobra convencionalismo, pero es bienintencionada, sencilla, amable y sobre todo muy entretenida. Además, habla de los Beatles, de Queen… no nos vamos a poner exigentes encima.

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keizz
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