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España España · Madrid
Voto de keizz:
7
Drama. Romance En los años 50, la joven irlandesa Eilis Lacey decide abandonar Irlanda y viajar a los Estados Unidos, concretamente a Nueva York, donde conoce a Tony, un chico italiano con el que comienza a salir y del que se enamora. Pero, un día, a Eilis le llegan noticias de una triste noticia familiar y tendrá que decidir entre quedarse en su nuevo país o volver a su tierra natal. (FILMAFFINITY)
21 de abril de 2016
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Eilis (Saoirse Ronan) es una joven irlandesa que, en los años 50, decide emigrar a Nueva York en busca de una vida mejork. Después de un viaje horrible y de unos primeros días en Brooklyn en los que se siente mal, desubicada y desorientada, pensando que ha hecho mal en abandonar Irlanda, conoce a Tony (Emory Cohen), un joven de origen italiano al tiempo que su vida laboral empieza a mejorar. Pero de repente un asunto urgente la obliga a regresar a Irlanda, y allí tendrá que tomar una gran decisión sobre la vida que quiere llevar y con quién.

Melodrama de los de antes, de los que ya no se hacen. Dirigido por John Crowley, a primera vista es una película sobre el drama de la emigración, pero en realidad es una película de emociones. De despedidas, de reencuentros, de nostalgias, de ilusiones. Una película impregnada de melancolía, de tonos pastel, suave, delicada, satisfactoria y agradable. Lo que se ha llamado toda la vida “una película bonita”.

John Crowley dota a su cinta de una innegable belleza cromática y una calidad formal espectacular. Maneja con habilidad el ritmo narrativo y cuenta con un primoroso trabajo de ambientación y vestuario, que, junto con la exquisita fotografía, hacen que la película no tenga ni una fisura estética. En lo formal, todo funciona a la perfección.

Es en el contenido donde creo que es mejorable. La historia es tierna y entrañable, y sin embargo no emociona tanto como debería. Y no es porque el desenlace sea previsible, eso no me importa tanto. Es que creo que le falta pasión, vigor. Todo es agradable pero no entusiasma. Quizá en el intento de Crowley por evitar situaciones excesivamente sensibleras, se le olvida tocar el corazón del público con un film tan impecable como inofensivo.

Lo que es difícil de mejorar es el trabajo de la principal protagonista. Saoirse Ronan hace una interpretación fantástica, llevando la película por donde quiere, a través de su mirada, al principio triste y poco a poco más ilusionada. Los ojos grises de Ronan iluminan la pantalla y su magnífico trabajo interpretativo eleva mucho el resultado del film. Junto a ella, los demás actores no desentonan, pero nadie se le aproxima en rendimiento. Lo más destacable de los secundarios seguramente sea la aparición de Domhnall Gleeson.

Que una película melodramática con una trama llena de lugares comunes sea capaz de tenerme enganchado desde el primer fotograma hasta el último es, indiscutiblemente, porque está muy bien hecha. El excelente guión de Nick Hornby y el magnífico montaje hacen que uno no se desconecte en ningún momento de la historia. El problema (al menos conmigo) es que la película guarda siempre las distancias con el espectador. En contra de lo que me gusta en este tipo de películas, disfrutaron más mis ojos y mis oídos que mi corazón.

Es una película cumplidora, cortés, humilde y bella. Pero también un tanto pusilánime y fría. Me gustó pero no me conmovió, me interesó pero no me encandiló. Eilis me inspiró ternura, pero no amor. Es una película muy bonita, para disfrutar mientras la ves, pero de las que no se te queda dentro.

“Brooklyn” no es nada original, no nos sorprende y apenas nos emociona, pero está tan bien hecha que uno se queda absorto en la pantalla, deseando que Eilis sea feliz, que esa carita de pena de paso a una sonrisa, que todo salga bien. Y lo mismo para su novio italiano, tan bueno, tan decente, tan romántico, que uno se pregunta qué coño piensa ella, cómo puede tener dudas, si prácticamente no existen hombres tan perfectos. Bueno, en realidad sí tiene un defecto: es fontanero y no tiene un duro. Ahí le duele.

En definitiva, me quedo con la pulcritud y el exquisito gusto narrativo de John Crowley, su preciosismo estético, y la maravillosa interpretación de Saoirse Ronan, cuya mirada inunda la pantalla y a quien no me cansaré de ponderar. Si este es su nivel habitual, estamos ante una actriz que puede marcar época. Película recomendable para pasar un rato tranquilo y disfrutar sin sobresaltos.

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keizz
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