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España España · Madrid
Voto de keizz:
8
Bélico. Drama La guerra no acaba cuando se firma la paz. Cuando Alemania se rindió en 1945, en la costa occidental danesa comenzó otra dura batalla: la de los jóvenes soldados alemanes que fueron obligados a retirar miles de minas plantadas en la arena por el ejército nazi. Zandvliet muestra el maltrato infligido a esos prisioneros, un oscuro episodio de posguerra poco conocido. (FILMAFFINITY)
11 de mayo de 2017
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El director danés Martin Zandvliet lleva a la pantalla esta historia que, basándose en hechos reales, realiza un descarnado acercamiento a las atrocidades de la guerra, las crueldades que se cometen en nombre de la patria y hasta qué punto la sinrazón puede tomar forma cuando todas las ramificaciones de la guerra (el dolor, el odio, el deseo de venganza, etc.) aparecen en la gente, incluso cuando el conflicto armado ya ha finalizado.

Es un drama histórico que no deja indiferente. Desde la brutal primera escena (brutal en todos los sentidos) hasta el final, uno no da crédito a lo que se muestra en la pantalla. Es imposible no conmoverse sabiendo que esos hechos ocurrieron en realidad. Un grupo de chavales alemanes, reclutados para el ejército a la fuerza cuando ya casi no quedaban adultos, cuyo único pecado era ser alemanes, tuvieron que pasar por un trance durísimo como era jugarse la vida con la localización y desactivación de cada mina. Y además de todo ello, recibir la humillación constante y los maltratos execrables del ejército danés.

Zandvliet nos lo cuenta todo con una crudeza extrema. La película golpea violentamente en lo más hondo del espectador. El calvario que tuvieron que sufrir esos niños, enviados a la guerra cuando aún tenían edad de dedicarse solo a jugar, que se creían afortunados por haber sobrevivido a la guerra, y resulta que después les tocaba pasar por algo mucho peor. Las consecuencias de las cosas, como siempre suele pasar en la vida, las terminan pagando los más débiles. En este caso, un grupo de niños a los que robaron la vida, tanto los que sobrevivieron como los que no.

La película está narrada de un modo clásico, variando la intensidad y la tensión argumental, con el drama siempre en todo lo alto. Las escenas cotidianas en las que uno está más relajado son aquellas en las que vemos las terribles condiciones en que trabajan, la falta de comida y las humillaciones que sufren. Estas son las relajadas. La intensidad sube cuando alguna bomba explota segando la vida de algún chico y en otros momentos de alta tensión psicológica.

No es una película bélica, quien espere eso se equivoca. Es un melodrama devastador, que se centra en la relación entre los chavales artificieros y el sargento responsable de ellos. Los sentimientos del sargento danés respecto a los chicos que tiene a su cargo, sentimientos encontrados, ambiguos, que van variando desde el principio en que los odia por el hecho de ser alemanes hasta la inevitable empatía que se va produciendo al conocerles, es lo más reseñable de la película.

Por cierto, toda la brillantez del personaje del sargento Rasmussen hay que adjudicársela a la fantástica interpretación de Roland Moller. Hay que verlo para creerlo. El personaje que logra, despiadado y cruel en las primeras escenas, hace que nos quedemos petrificados en las butacas. Pero luego se va cargando de matices y termina haciendo un trabajo de orfebrería interpretativa descomunal.

Siendo el mejor de largo, no es el único que destaca. Los chavales están también de lujo. Sobre todo Louis Hoffman en el papel de Sebastian, el muchacho más destacado del grupo, que siempre intenta entablar buena relación con el sargento y cuyo rostro refleja el sufrimiento de un modo que hace que el espectador se sienta cercano a él en todo momento.

La espléndida fotografía y los paisajes bellos y luminosos contrastan con la brutalidad de la historia. La ausencia de música en los momentos claves contribuye a que el espectador se meta en el film. Se puede escuchar la respiración de los chicos al intentar desactivar la bomba en esa especie de ruleta rusa que nos tiene el corazón en vilo. No hay un pero que ponerle al film en lo técnico. Está tan bien hecha, que sientes que estás ahí, en la playa, al lado del chico que busca cuidadosamente las minas.

Película necesaria para desvelar un episodio de la historia tan aterrador como poco conocido. Las barbaridades de los que perdieron la guerra las sabemos todas, pero de las de los ganadores sabemos poco. Una película que conmueve y que nos obliga a avergonzarnos de la capacidad que tienen algunos individuos de nuestra especie para maltratar a sus semejantes.

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keizz
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