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Voto de keizz:
7
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Comedia
Un hombre (Steve Coogan) es seleccionado por "El Observador" para recorrer los mejores restaurantes del país, lo que le permitiría hacer un estupendo viaje con su novia. Pero, cuando ella lo abandona, no tiene más remedio que conformarse con la compañía de un extravagante amigo (Rob Brydon). (FILMAFFINITY)
13 de marzo de 2014
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
El argumento es simple. Steve Coogan (se interpreta a sí mismo) es contratado por un periódico para hacer un viaje en el que debe recorrer seis restaurantes del norte de Inglaterra para escribir en el suplemento dominical de gastronomía del citado periódico. En principio, a Steve le apetecía mucho hacer el viaje con su novia, gran aficionada a la gastronomía, pero ella le abandona y se marcha a Estados Unidos. Ante la fea perspectiva de hacer el viaje solo, llama a su amigo Rob Brydon (también se interpreta a sí mismo) para que le acompañe. Y acepta.
Se diría que se trata de una especie de “road movie” a la inglesa. Nada que ver con las americanas. Aquellas tienen interminables y anchas carreteras, paisajes desérticos y multitud de aventuras. Esta, carreteras estrechas y sinuosas, verdes paisajes y apenas pasa nada fuera de las conversaciones. Personalmente, prefiero esta segunda opción.
No se si he hablado alguna vez de la importancia de ver las películas en versión original… pues voy a volver a dar la vara con eso. Si alguien ve esta cinta doblada, que me explique como es posible que la entienda. Rob Brydon se pasa toda la película haciendo imitaciones (que yo sepa: Michael Caine, Woody Allen, Sean Connery, Roger Moore, Al Pacino, Richard Burton, y alguno que me dejaré, y alguno que no habré reconocido). Pero claro, imita las voces reales de esos actores, no las voces con las que los dobladores españoles han popularizado dichas voces. Por lo tanto, esta película hay que verla en versión original para entender la gracia de las imitaciones. Pero por otra parte, si ves este film en versión original pero nunca has visto en este mismo formato las películas de los mencionados actores, tampoco podrás entender la gracia, puesto que no sabrás si los está imitando bien o mal. Por lo tanto, primero encontrad y visionad todas las películas de esos actores en versión original y después, si es que todavía la ponen, acudid a ver “The trip”, y vereis que risa…
En serio, esto de las versiones originales nunca lo pelearé bastante. Hay una escena en la película en la que Brydon se pone a hacer imitaciones ante una fotógrafa española, y ella termina por decirle “Es que en España siempre ponen las películas dobladas, así que no se a quien estás imitando”. Que triste realidad.
La película es un continuo duelo entre Coogan y Brydon. Son dos personas y personajes totalmente diferente. Mientras Brydon es simpático, sencillo, humilde y familiar, Coogan es vanidoso, egocéntrico, soberbio y promiscuo. Ambos se admiran pero a la vez compiten. Las conversaciones son interesantes y divertidas, aunque a mi juicio se pasan un poco con las imitaciones. Una cosa es hacer imitaciones de vez en cuando y otra hacerlas continuamente. Pero son graciosas y realmente están bien hechas. La del hombre de la caja es genial.
Principalmente, la película tiene tres tipos de escenarios: el coche, los restaurantes, y los paisajes. Hay que decir que son magníficos los paisajes, y que dan ganas de hacer ese mismo viaje, pero la mayor parte del tiempo de la película se pasa en diálogos entre los dos protagonistas tanto en el coche como en los restaurantes.
Yo creo que la película tiene más miga de la que parece. Entiendo que se trata de una crítica satírica a los restaurantes de “autor”, aunque podría estar equivocado, pero así me lo pareció. Otra cosa discutible es hasta qué punto los actores interpretan un papel y hasta qué punto se interpretan a sí mismos. Porque está claro que también hay un ácido análisis del ser humano, los egoísmos, las creencias, las cosas que nos afectan… yo creo que por debajo de tanta risa hay tema para reflexionar.
http://keizzine.wordpress.com/
Se diría que se trata de una especie de “road movie” a la inglesa. Nada que ver con las americanas. Aquellas tienen interminables y anchas carreteras, paisajes desérticos y multitud de aventuras. Esta, carreteras estrechas y sinuosas, verdes paisajes y apenas pasa nada fuera de las conversaciones. Personalmente, prefiero esta segunda opción.
No se si he hablado alguna vez de la importancia de ver las películas en versión original… pues voy a volver a dar la vara con eso. Si alguien ve esta cinta doblada, que me explique como es posible que la entienda. Rob Brydon se pasa toda la película haciendo imitaciones (que yo sepa: Michael Caine, Woody Allen, Sean Connery, Roger Moore, Al Pacino, Richard Burton, y alguno que me dejaré, y alguno que no habré reconocido). Pero claro, imita las voces reales de esos actores, no las voces con las que los dobladores españoles han popularizado dichas voces. Por lo tanto, esta película hay que verla en versión original para entender la gracia de las imitaciones. Pero por otra parte, si ves este film en versión original pero nunca has visto en este mismo formato las películas de los mencionados actores, tampoco podrás entender la gracia, puesto que no sabrás si los está imitando bien o mal. Por lo tanto, primero encontrad y visionad todas las películas de esos actores en versión original y después, si es que todavía la ponen, acudid a ver “The trip”, y vereis que risa…
En serio, esto de las versiones originales nunca lo pelearé bastante. Hay una escena en la película en la que Brydon se pone a hacer imitaciones ante una fotógrafa española, y ella termina por decirle “Es que en España siempre ponen las películas dobladas, así que no se a quien estás imitando”. Que triste realidad.
La película es un continuo duelo entre Coogan y Brydon. Son dos personas y personajes totalmente diferente. Mientras Brydon es simpático, sencillo, humilde y familiar, Coogan es vanidoso, egocéntrico, soberbio y promiscuo. Ambos se admiran pero a la vez compiten. Las conversaciones son interesantes y divertidas, aunque a mi juicio se pasan un poco con las imitaciones. Una cosa es hacer imitaciones de vez en cuando y otra hacerlas continuamente. Pero son graciosas y realmente están bien hechas. La del hombre de la caja es genial.
Principalmente, la película tiene tres tipos de escenarios: el coche, los restaurantes, y los paisajes. Hay que decir que son magníficos los paisajes, y que dan ganas de hacer ese mismo viaje, pero la mayor parte del tiempo de la película se pasa en diálogos entre los dos protagonistas tanto en el coche como en los restaurantes.
Yo creo que la película tiene más miga de la que parece. Entiendo que se trata de una crítica satírica a los restaurantes de “autor”, aunque podría estar equivocado, pero así me lo pareció. Otra cosa discutible es hasta qué punto los actores interpretan un papel y hasta qué punto se interpretan a sí mismos. Porque está claro que también hay un ácido análisis del ser humano, los egoísmos, las creencias, las cosas que nos afectan… yo creo que por debajo de tanta risa hay tema para reflexionar.
http://keizzine.wordpress.com/
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Me encanta la escena del cementerio, en la que Brydon reta a Coogan a que haga un discurso hablando sobre su amigo, como si estuviera en su velatorio. Dice Brydon aquello de que cuando alguien se muere la gente habla muy bien de él, pero que seguramente esa persona habría preferido escuchar esas cosas bonitas en vida. Coogan hace su discurso, pero luego se niega a que Brydon le devuleva el favor. Seguramente no tiene muchas ganas de oir lo que de verdad piensa de él.
De ahí hasta el final yo vi la película con un punto de tristeza. Poco a poco el personaje de Coogan (tan cargante como siempre, no puedo evitarlo) comienza a darme pena. Durante toda la película es el triunfador, el actor más cotizado, el que se atreve a subir una montaña peligrosa o a cruzar por las piedras de un rio, el que coge la habitación más grande, el que liga en todos los hoteles, etc. mientras que Brydon siempre está a su sombra, se queda esperando a que baje de la montaña, no se atreve a cruzar el rio, se queda con la peor habitación, y por las noches no liga nada y se conforma con hablar por teléfono con su mujer.
Pero las cosas van girando, y poco a poco el triunfador se va transformando en el más infeliz. Es memorable la escena en el viaje de vuelta cuando van cantando la canción “The winner takes it all”, de Abba. Coogan admite que la letra de esa canción le conmueve y uno se da cuenta de que es verdad. Uno percibe la tristeza en las palabras y la mirada de Coogan. Y es fantástico porque esa tristeza se mezcla con la risa que me produjo a continuación la discusión sobre cuantas octavas era capaz cada uno de subir el tono al cantar. Me pareció brillante de verdad.
Y la escena final es devastadora. Después de dejar a Rob en su casa, vemos a éste cenando feliz con su mujer, diciendo que es la mejor comida del mundo (y viene de comer en los mejores restaurantes de Inglaterra), sentándola en sus rodillas y prometiendo que nunca estará más de tres días separado de ella. La felicidad traspasa la pantalla.
Por el contrario, Coogan llega a su casa, una casa grande y preciosa, donde se ve lujo por todos lados, y se da cuenta de que no tiene nada, por mucho que ligue a una mujer cada noche y por mucho éxito que tenga en su profesión. Es un hombre infeliz ahogado por su propia vanidad, y todos en el cine percibimos eso y no podemos evitar sentir lástima. Es triste tener tanto y tan poco a la vez. Es muy triste sentirse tan solo pese a estar casi siempre acompañado.
De ahí hasta el final yo vi la película con un punto de tristeza. Poco a poco el personaje de Coogan (tan cargante como siempre, no puedo evitarlo) comienza a darme pena. Durante toda la película es el triunfador, el actor más cotizado, el que se atreve a subir una montaña peligrosa o a cruzar por las piedras de un rio, el que coge la habitación más grande, el que liga en todos los hoteles, etc. mientras que Brydon siempre está a su sombra, se queda esperando a que baje de la montaña, no se atreve a cruzar el rio, se queda con la peor habitación, y por las noches no liga nada y se conforma con hablar por teléfono con su mujer.
Pero las cosas van girando, y poco a poco el triunfador se va transformando en el más infeliz. Es memorable la escena en el viaje de vuelta cuando van cantando la canción “The winner takes it all”, de Abba. Coogan admite que la letra de esa canción le conmueve y uno se da cuenta de que es verdad. Uno percibe la tristeza en las palabras y la mirada de Coogan. Y es fantástico porque esa tristeza se mezcla con la risa que me produjo a continuación la discusión sobre cuantas octavas era capaz cada uno de subir el tono al cantar. Me pareció brillante de verdad.
Y la escena final es devastadora. Después de dejar a Rob en su casa, vemos a éste cenando feliz con su mujer, diciendo que es la mejor comida del mundo (y viene de comer en los mejores restaurantes de Inglaterra), sentándola en sus rodillas y prometiendo que nunca estará más de tres días separado de ella. La felicidad traspasa la pantalla.
Por el contrario, Coogan llega a su casa, una casa grande y preciosa, donde se ve lujo por todos lados, y se da cuenta de que no tiene nada, por mucho que ligue a una mujer cada noche y por mucho éxito que tenga en su profesión. Es un hombre infeliz ahogado por su propia vanidad, y todos en el cine percibimos eso y no podemos evitar sentir lástima. Es triste tener tanto y tan poco a la vez. Es muy triste sentirse tan solo pese a estar casi siempre acompañado.