Realizar una comedia con toques románticos e integrar humor escatológico es algo que muy pocos logran y este largometraje no logra aunar ambos conceptos.
La base de la historia no pintaba mal, pero se ve que les interesaba que el humor necio y vacío ocupara gran parte del metraje y provocando que el film logre en el espectador el mayor de los hastíos. Una colección de gags asquerosos y sin ningún tipo de gracia en absoluto.
El trabajo del elenco protagonista diría que es más que justito, siendo las féminas del film las que logran que aquello valga algo la pena. Jennifer Morrison y Erinn Bartlett (está más para posturear que otra cosa), logran que esperemos algo más de la película, mientras que los personajes masculinos son un auténtico cero a la izquierda, salvando de esta quema a su protagonista.
Una lástima que partiendo de una idea tan interesante el resultado final, sea una auténtico despropósito.