Que José Sacristán y Concha Velasco son de lo mejorcito que ha dado el cine español, eso es algo indiscutible.
El film se basa en una obra de teatro (de Adolfo Marsillach) que ambos interpretaron en su versión teatral.
Sus protagonistas, junto al resto del reparto, logran unas interpretaciones convicentes (sobre todo Tina Sáinz).
Los primeros minutos del film en el que ambos se reencuentran son quizás los mejores, pero por desgracia la saturación de los flashbacks acaban cansando al espectador (algunos mejores que otros). La película emana, en ciertos tramos, una gran tristeza (un tema instrumental que se utiliza ayuda mucho a ello, y de una factura bellísima).
Los aciertos y los errores se reparten, pero el mayor culpable viene dado por un guion con una falta de ritmo absoluto que acaba provocando que todo el conjunto de resienta.