A principios de los setenta, José Luis López Vázquez empezaba a intercalar papeles serios con las típicas comedias de la época. Este film sería una especie de híbrido, ya que se mueve entre el drama y la comedia sin acabar de definirse.
La película juega con dos simples conceptos: la religión y la moralidad. El protagonista tiene que aceptar una particular herencia en la que tendrá que lidiar con cuatro mujeres de armas tomar que se dedican al negocio más antiguo del mundo.
A medida que avanza el metraje, el protagonista irá viendo cómo se tambalean ciertos cimientos de su vida, pero ellas también verán cómo la presencia de aquel hombre no es tan negativa para ellas. Patty Shepard (la seria), Esperanza Roy (la experimentada), Teresa Rabal (la juventud mezclada con momentos de inocencia) y, por último, Mirta Miller que a mí no me llega llenar (pero esto es un apunte personal) son las protagonistas que tendrán que saber qué sienten por él.
Sin duda alguna es una película que se mueve como pez en el agua en una época de cambios en el cine español.