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España España · Madrid
Voto de J C:
8
Drama Tres años después de la caída del régimen de Saddam Hussein, Ahmed, un niño kurdo de doce años, recorre con su abuela las polvorientas y solitarias carreteras del norte de Irak con la esperanza de encontrar a su padre, un soldado arrestado por la Guardia Republicana de Saddam al final de la Guerra del Golfo. Recorren caminos devastados por las bombas y se cruzan con otras personas en la misma situación; todos viajan en busca de alguien, ... [+]
17 de octubre de 2011
15 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un niño kurdo de doce años recorre con su abuela las carreteras del norte de Irak en busca del padre del chico, un soldado arrestado por Saddam Hussein al final de la Guerra del Golfo. La cámara de Mohamed Al Daradji filma ese paisaje devastado con un verismo conmovedor, llevando al espectador por caminos donde la guerra ha ido sembrando su semilla destructiva y malévola.
Con un esquema casi documental, la búsqueda de ese padre ausente, a quien nunca vemos y de quien únicamente sabemos que fue músico por gusto y soldado por obligación, desvela esa otra realidad que el conflicto bélico ha ido tiñendo de sordidez: fosas comunes repletas de cadáveres anónimos, cuerpos arrojados a la tierra como objetos sin importancia, miseria, soledad...
Ese padre ausente, desconocido, se nos hace igualmente visible en la flauta que durante esa búsqueda va tañendo el niño, que afirma tajante que nunca será soldado, pero sí músico, como su progenitor, y que ansía ver los Jardines Colgantes de Babilonia, metáfora última de una esperanza maltrecha por todas las guerras del mundo.
Cierto que el mérito de esta película puede radicar más en lo que expone que en cómo lo hace, pero no es en absoluto desdeñable la sobriedad a veces incendiaria con que Al Daradji coloca la cámara en el punto justo, dibujando el tránsito de unos personajes que caminan quizá hacia ninguna parte sobre los jirones de una tierra mancillada por la barbarie.
El cine debe ser denuncia de los desmanes cometidos y aquí cumple nuevamente esa función con absoluta solvencia, mostrando el caos sin gratuidad alguna y haciendo patente el desvalimiento de unos seres perplejos que no entienden a qué obedece tanto horror y desolación. Incómoda a ratos por su dramatismo, brillante en supuesta en escena, Son of Babylon es una película oportuna que vuelve a pasar factura a lo innecesario y atroz de las guerras y a sus nefastas consecuencias sobre las personas.
J C
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