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China China · Qingoco
Voto de Txarly:
9
7,6
7.448
Documental Documental sobre la dura vida de los esquimales que viven en la región de Hudson, Canadá. (FILMAFFINITY)
10 de abril de 2006
76 de 92 usuarios han encontrado esta crítica útil
Recuerdo que cuando estudiaba, un profesor muy raro, pequeño, delgado, alcohólico y con muy mala hostia, preguntó ante más de cien personas si alguno habíamos visto la gran Nanuk, el esquimal. Sólo yo levanté la mano. En ese instante supe que tenía la asignatura aprobada hiciese lo que hiciese. El tipo solía acercarse para hablar conmigo sobre los últimos estrenos o sobre clásicos del cine. Me cogió cariño por haber visto a Nanuk y por comentar que me había gustado y sus porqués. Aprobé por la cara.
Acostumbrados al cine en color y sonoro es difícil que este tipo de films calen hondo. Nanuk lo consigue. Es para mí junto al Acorazado Potemkin la mejor película del cine mudo, contando también con alguna de mi cómico favorito (Harold Lloyd) de la que no recuerdo nombre. Vista de nuevo quince años después, me sigue pareciendo tan grande como la primera vez.

Aunque es cierto que no es un documental propiamente dicho, porque el género documental supone una ausencia de manipulación de la que Nanuk el esquimal no está exenta, sí que abrió la puerta para futuros trabajos de campo. El tratamiento naturalista de la película es exquisito. El rostro de Nanuk es para mí el más puro y más limpio de cualquier nativo que haya visto. No hay un gramo de maldad en ese hombre, lo que imprime al film cierta ternura desde el principio hasta el final.

Nanuk, el esquimal destaca por secuencias que brillan con luz propia, como la construcción del iglú, la caza de la morsa, de los salmones o de la enorme foca que atrapa en un agujero en el hielo. Todo alejado del salvajismo que se les suponía a los últimos hombres libres de la Tierra. Una delicia visual y una historia brillante. Nanuk murió de inanición dos años después mientras buscaba caza en el frío norte. Agur amigo.

PD. Observo con tristeza que ochenta y tantos años después de la joya llamada Nanuk, el esquimal, nos cuentan lo mismo pero en Mongolia y con una familia nativa a través de la película-documental La historia del camello que llora. Hablado y en color. Y es bazofia. Es increíble que tras ocho décadas para profundizar en este cuasi género cinematográfico no se pueda superar a Nanuk, el esquimal. Es incomprensible. Y Nanuk tampoco tenía bidé.
Txarly
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