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China China · Qingoco
Voto de Txarly:
3
Romance. Aventuras. Drama Libremente inspirada en la obra homónima de la escritora danesa Isak Dinesen. A principios del siglo XX, Karen (Streep) contrae un matrimonio de conveniencia con el barón Blixen (Brandauer), un mujeriego empedernido. Ambos se establecen en Kenia con el propósito de explotar una plantación de café. En Karen Blixen nace un apasionado amor por la tierra y por las gentes de Kenia. Pero también se enamora pérdidamente de Denys Finch-Hatton ... [+]
21 de mayo de 2007
99 de 185 usuarios han encontrado esta crítica útil
...asi que decidí tomármelo para resolver la duda de si podía terminar de verla al cuarto intento en veintidos años.

A la media hora ya le estoy hablando a Redford: gilipollas... gilipollas... tío, tú eres gilipollas... La boca comienza a desencajarse y me meto dos litronas de trago mientras me fumo medio paquete en cinco minutos. Los ojos bien abiertos. No puedo dormirme. ¿Qué sucederá después? Ardo en deseos de que un tigre blanco aparezca en cuadro y seccione la aorta de algún ricachón meapilas. No ocurre nada. Continúan hablando, ssshhhh... oigo voces. La soledad grita. Es emocionante pienso. Tan solos todos... tan ricos... tan guapos... y que desgraciados son: "tengo suerte de ser pobre", hurra!

Ni pestañeo cuando Maradona marca el segundo gol a Inglaterra. Petrificado. Enloquecido. Qué gran gol, qué obra de arte Memorias de África señores... cuantos Oscars... Levito cuando Redford le lava el pelo a Meryl Streep. Razono que la escena visualmente es brillante hasta el infinito. O más... Y todavía lo pienso. Qué bueno Sydney, qué momento de genio. Éso te lo concedo, faltaría más. Me fumo otro paquete de tabaco mientras la soledad grita a pecho partido diluida entre las notas de un Mozart remolón. El Pelusa le marca uno a Suiza en semis tan bueno como el anterior. Me quedo convertido en sal. No logro salir del espasmo cuando el cinismo se apodera de los diálogos amorosos de los protas. Pobre amor, que mal te están dejando, no te dan ni chispa ni importancia; qué bajo has caído. En Memorias de África no transmites nada de lo bueno que tienes, y éso que el anormal de Raikkonen ha hecho un trompo y se ha comido una valla. Qué capullo! :) Y qué de desgracias oye, y cuando se supone que he de llorar voy y me meto otra piiiiiiiiiiiiiiii... y me fumo dos litronas más. Qué bonito es África, incluso cuando nieva. Qué grandes son todos, qué nivelazo. Os quiero tíos. Quiero a África. Quiero empaparme de su amor y de su música. Es como tan chic... os quiero tíos.

Y luego un gafapasta de los cojones va y le da al no. Y además da lecciones de cine como si fuéramos anormales... qué guay... yupiiii... dale cien veces, crack, que no imagino mejor sitio en esta crítica que compartir los escaños inferiores con colegas como Gilbert y Kingo, bestias negras de esta sobrevaloradísima película y que dan en el clavo una y otra vez. Gol de Valdano.
Txarly
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