Los Estados Unidos de América todavía no han dado con ningún escritor que merezca la pena. Al no disponer ni de pasado ni de vieja cultura la mayoría de sus escritores están sobrevalorados. Son pésimos. Dos de esas máximas serían Hemingway y Capote, pero es que hay muchos más. Tom Clancy utiliza el género del espionaje y el tipo tiene fama mundial más por la enorme publicidad que por el contenido literario. Por tanto no se puede esperar demasiado de una adaptación de Clancy con uno de los peores actores que hay sobre la tierra: Ben Affleck, y acompañado por un Morgan Freeman que pega tanto con él como las fresas con garbanzos. Lo único a reseñar es el pepinazo nuclear que pegan en Baltimore, ciudad cangrejera dónde se van todos a freír puñetas. Tuvo su punto. Por lo demás un film muy mediocre sólo para adolescentes sin pelo en el pecho.