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China China · Qingoco
Voto de Txarly:
8
Aventuras. Acción. Drama España Imperial, siglo XVII. Diego Alatriste, valeroso soldado al servicio de su majestad, combate en la guerra de Flandes. En una emboscada de los holandeses, Balboa, su amigo y compañero de armas, cae herido de muerte y le hace una petición que Alatriste promete cumplir: cuidar de su hijo Íñigo y alejarlo del oficio de las armas. Posteriormente, Alatriste, que malvive alquilando su espada, es contratado junto a otro mercenario, el ... [+]
24 de abril de 2010
63 de 84 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya era hora de que un país que se gasta más la pasta en acontecimientos fatuos que en realizar cine de calidad, se invirtiesen más kilos de los acostumbrados para arriesgar con una película con visos de superproducción. A mí me ha gustado, y diría que más que la nota que le otorgo, aunque no sería justo conmigo puntuándola más alto porque sus fallos son evidentes para cualquiera que se asome a verla.

Creo que la falta de bemoles ante un supuesto tropezón en taquilla (como así fue), hizo que la producción condensase tres películas (o cuatro) en una sola, con el consiguiente mosqueo general ante el maremagnum de acontecimientos narrados y torpemente encadenados durante las dos horas de envite que los sufridores espectadores huérfanos de las novelas del capitán tuvieron que reciclar. Pienso que en dos partes las aventuras del mercenario español hubiesen recibido una mejor crítica y un apoyo más cercano entre sus seguidores o detractores. El gran Maximiliam acierta en su crítica al comentar que es un trailer de más de dos horas. Ocurren tantos acontecimientos que es complicado hilvanar los hilos que los unen.

A pesar de las prisas por terminar, y a pesar también de su tosca densidad, lo cierto es que posee momentos de gran cine. La secuencia de las picas (en Flandes, perdonen el chiste) merece la consideración de lo sublime, como también el vestuario, Don Juan Echanove, el duelo a espada en el patio, la omnipresente fotografía y por qué no, el interesante acento de Don Viggo Mortensen, un capitán Alatriste perfecto.

Se aguardó su estreno con la escopeta cargada y pilló a contrapié a quienes esperaban encontrarse, efectivamente, con una gran historia narrada atropelladamente pero que obviaron las enormes cualidades escénicas que ostenta y que nunca en el cine patrio habían sido rodadas de aquella manera, es decir, con medios e inteligencia. Prefiero quedarme con el espíritu aventurero de aquellos hombres que cerraron un ciclo de la Historia en Rocroi e involuntariamente iniciaron otro que terminaría en Waterloo. Muy notable.
Txarly
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