Rodada con pulso, nervio y gran ritmo. El argumento es simple y no descubre la sopa de ajo, ni lo pretende, pero sirve como vehículo para una peli de acción muy solvente y por encima de la media. Gran trabajo técnico que se traduce en tensión y narración eficaz, apoyado en el valor seguro de Vincent Lindon y en un Gilles Lellouche más maduro y asentado con el tiempo.

Pese a algunos (unos cuantos) giros de la historia poco convincentes, la película no pierde fuelle ya que en el fondo es consciente de su objetivo y no pretende engañar al espectador con aires de lo que no es.

Hay peleas, adrenalina, persecuciones a pie y en coche trepidantes, y en conjunto una factura impecable que engancha fácilmente y se disfruta.

Por supuesto, recomendable en VO.