Quienes no están familiarizados con el cine coreano o peor aún, quienes disfrutan de los thrillers políticos made in USA, se están perdiendo un festín invaluable.

Años atrás había perdido la capacidad de disfrutar "una de suspenso" porque podía sentir, con holgada anticipación, lo que venía a continuación. Sin muchas luces encendidas podía leer hacia donde apuntaban todos esos thrillers hechos a molde en la tierra del norte.
Un día, luego de leer varias críticas, accedí a Memories of Murder, de Bong Joon Ho, y ya nada fue igual.
No voy a entrar en debates porque para mi humilde opinión no hay dudas que Corea del Sur produce las mejores películas de suspenso del planeta.
Una lista bastante interesante ha llenado mi colección cinéfila en pocos años.
Basta con nombrar: The Chaser, No Mercy, Mother, I saw the Devil, Joint Security Área, entre otros.

Children se suma a esta lista con merecidos elogios. Se trata de un film basado en un caso real donde varios niños fueron a jugar al bosque y nunca regresaron.
Al intenso clima de tensión que ya es marca registrada en este país se le suman grandes actuaciones, y un fuertísimo drama familiar.

La historia, con picos de intensidad y drama intercalados, con momentos de paz y con investigación salvaje, mantiene su consistencia durante todo el rodaje.
Para gente como yo, cansada de persecusiones absurdas, de sospechosos evidentes, de politicos vendiendo la patria, de héroes que hackean y terminan de bajan a un pendrive información suficiente para hacer justicia un segundo antes que abran la puerta, aquí una nueva alternativa.

Absolutamente conmovido, y mientras los títulos finales de Children comienzan a correr, me digo para mis adentros "Que suerte que en Corea se siga haciendo el mejor cine del mundo".