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Voto de Francesca:
6
Drama Robert Avranche es un hombre de mediana edad aficionado a la bebida. Un día, en un tren piensa en el enorme vacío y falta de sentido de su vida. Inesperadamente, Donatienne, una atractiva joven, entra en su compartimento y le propone hacer el amor... (FILMAFFINITY)
21 de diciembre de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es curioso ver a Alain Delon en el papel de un hombre perdido. Suele interpretar a hombres fuertes, enérgicos, con nervio, el espía de Scorpio, el bróker de Eclipses, el fugitivo de Los felinos, el asesino a sueldo del Samurái, el joven enamorado de Rocco y sus hermanos, el exprisionero de Dos hombres en la ciudad, el hombre de negocios con pasado gansteril de Comme un boomerang y muchas más, vistas o no vistas (por mí).

Desde luego, queda patente el lado vulnerable del señor Klein, un negociante de arte que las autoridades confunden con un judío; acaba siendo deportado porque no se da cuenta de la situación… Pero esto es mucho más. Robert es un personaje completamente desubicado, ha viajado a Suiza para recoger sus ahorros y en el tren de vuelta es cuando conoce a Donatienne (Nathalie Baye). A partir de ahí no querrá separarse de ella, convencido de haber encontrado a la mujer de sus sueños. Se sienta en su sillón y se dedica a beber todo el día…

Es cierto que en su apatía a veces hace demasiado. Hay muchas escenas poco creíbles (la visita a casa del vecino, la pelea, la lucha en el salón). Por otro lado, Donatienne, es una mujer ligera de bajos, que se acuesta con desconocidos en el tren. Poco a poco se va viendo lo desequilibrada que está.

En realidad, la historia comienza con un hecho original (un encuentro fortuito en el tren) para deslizarse en un drama (el alcohólico, ella desequilibrada), desemboca en una farsa (situaciones completamente irreales… y tontas). Y después, retoma un ritmo más pausado, vuelve el drama, para dar varias volteretas y regresar al lugar de partida (o por lo menos así se puede interpretar)…
Finalmente, ¿de qué trata?

Es la historia (de hecho, así empiezan muchos de los diálogos entre los personajes “Es la historia de una chica que está en un tren…”) de un perdedor, de un hombre enamorado pero que no sabe cómo reconquistar a su mujer. Es la historia de soledad (de ella, de él), es la historia de gente que no sabe cómo expresar el cariño, la historia de personas que usan el sexo para tapar el aburrimiento, el olvido…

Deja un sabor amargo, con la sensación de no una historia no redonda, con aristas, loca, disparata… ¿Cómo la vida misma?

P.S. Se entiende el título en francés “Notre histoire” (nuestra historia); menos sentido tiene la traducción al español “Habitaciones separadas”, que sí, da cuenta de la distancia entre personajes, pero sería válido si fuesen personajes que previamente han compartido cama, creado una intimidad y, justamente, no es el caso aquí.
Francesca
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