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Voto de manolis antavakis:
3
Drama. Thriller Nunca seremos tan especiales como soñábamos cuando éramos pequeños. Este es el chasco que se llevan Warren y Spencer, dos jóvenes de clase media sumidos en el desencanto de la vida común y que se rebelarán contra el sistema planeando un robo... a una biblioteca de universidad.
20 de agosto de 2018
26 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta es la historia de unos universitarios de clase media que sienten que la sociedad provinciana en la que han crecido les asfixia, que se ponen tristes porque sus papás se divorcian, que no encajan dentro del ambiente machista y violento de las hermandades universitarias y que viven el sistema de becas deportivas como una opresión. Hasta aquí todo normal. Toda persona que haya escuchado alguna vez una canción de Nirvana puede seguir el hilo de la película sin dificultad, incluso es posible simpatizar con los dos chavales vagamente sensibles e inconformistas que vemos durante el primer cuarto de hora.
Sin embargo, avanza la historia y los protagonistas, aparte de sensibles e inconformistas, resultan ser tan necios como para creerse capaces de dar un palo millonario y borrar de un plumazo problemas familiares, obligaciones académicas y todo el ambiente de frustración en el que han crecido. Aquí la cosa se pone peliaguda. ¿Qué quiere contarnos American Animals?
Esta premisa quizá podría valer para hacer un comentario sobre el ambiente de estupidez y putrefacción ideológica de los años noventa y dos mil. La ideología del éxito arrasa, todo el mundo da por sentado que quien triunfa es porque es listo y quien es pobre es porque en realidad es un pringado y no se ve ni sombra de algún discurso que recuerde que el éxito social se asienta sobre la explotación. Se me ocurren otras historias (American Psycho, Boiler Room, Jamón Jamón) en las que, con acierto, el canibalismo social de una época se presenta de forma grotesca, horrible y, en general, como una tragedia para la sociedad.
Sin embargo, American Animals no pretende exhibir la tragedia de un mundo en el que el individuo y sus apetitos son la religión que justifica cualquier atropello. Tampoco explicar cómo esa sociedad es capaz de engendrar a unos mocosos ineptos que, por lo demás, se creen capaces nada menos que de robar una obra de arte, negociar con una gran casa de subastas un certificado de autenticidad, sacarla del país y venderla en el mercado negro.
Por el contrario, lo que propone American Animals es meterse en la piel de los protagonistas de semejante disparate y que vivamos su estupidez como una tragedia personal. E insiste tanto en presentar la historia de este modo que propone mezclar la ficción con fragmentos en los que los protagonistas reales de este disparate sucedido realmente y sus familiares cuentan las consecuencias fatales de tanta tontería. Quizá este artificio pase por ser la gran innovación de la película. Mi opinión es que con o sin innovación (aunque con ella más) el resultado es una película bastante absurda y ridícula porque lo que se presenta como tragedia no es más que una historia en la que lo único excepcional es lo tontos que son los protagonistas.
manolis antavakis
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