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Voto de Koyaanisqatsi:
8
Drama Narra la historia de dos palestinos, Soraya y Emad, con vidas completamente distintas pero que tienen en común un sentimiento de marginalidad, que se conocen en Palestina en el momento en que uno (Soraya) desea quedarse y el otro huir (Emad). Soraya tiene veintiocho años. Nació y se educó en Brooklyn, pero ha decidido regresar a Palestina, país del que su familia tuvo que exiliarse en 1948. Desde su llegada a Ramallah, intenta recuperar ... [+]
26 de julio de 2011
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una muestra más de la gran diferencia que existe en Oriente Medio entre el Estado de Israel y Palestina.

Soraya es una mujer que vuelve a su Palestina natal desde los Estados Unidos dispuesta a establecerse definitivamente. Sin embargo, tiene que hacer frente a un obstáculo; recuperar el dinero que su abuelo depositó en el banco. Pero esto no puede ser, ya que debido a la proclamación del Estado de Israel en 1948, cambió radicalmente el sistema y ahora, el dinero se ha perdido. Tras esto, consigue huir y traspasar las fronteras junto a dos amigos hasta llegar a Jerusalén.

A lo largo del film se puede ir observando lo que es el día a día no sólo para un palestino en Palestina, sino también para un palestino en Israel; continuos controles y todo tipo de vejaciones y humillaciones es a lo que se tienen que someter miles de palestinos. ¿A causa de qué se deben éstos bochornosos controles? ¿Israel tiene miedo? ¿Miedo de qué? ¿Es que por que unos cuantos radicales islamistas pongan bombas, son todos los árabes/musulmanes malos?

Porque lo hicimos, lo hacemos, y lo seguiremos haciendo. El ser humano tiende a generalizar sin más. Si un etarra pone una bomba, todos los vascos son malos. Si uno del IRA pone una bomba, todos los norirlandeses son malos. Si los americanos matan gente inocente en el mundo árabe, todos los americanos son malos. Y si un terrorista radical musulmán pone una bomba, todos los árabes son malos.

Así razonamos los seres humanos, a generalizar sin más, discriminando a cualquiera, no por sus actos o valores como persona, sino dependiendo de su cultura, país o creencias.

Annemarie Jacir reivindica la voz palestina silenciada por un conflicto en el que los dirigentes se frotan las manos y dejan pasar el tiempo, en vez de arreglar las cosas de una vez por todas.
Koyaanisqatsi
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